La segunda parte de La desaparición de la niñez, de Neil Postman, centrada por completo en la sociedad norteamericana, tiene los acentos pesimistas habituales de otros libros del autor y es lúcida en muchas de sus observaciones. En su opinión, bien explicada, el fin de la niñez como institución empieza cuando se van concretando todas las ideas implícitas en el descubrimiento del telégrafo. «La niñez se basaba en los principios de la información administrada y el aprendizaje consecutivo. El telégrafo inició el proceso de arrebatar al hogar y a la escuela el control de la información. Modificó el tipo de información a la que accedían los niños, su calidad y su cantidad, sus secuencias y las circunstancias en que era experimentada». Luego, «paralelamente al desarrollo... Leer más
La desaparición de la niñez, de Neil Postman, es un libro de hace tiempo que vale la pena conocer. Su primera parte, la mejor y más duradera, es una historia a grandes rasgos de la niñez como institución. Las consideraciones de la segunda parte sobre la desaparición de la niñez en los Estados Unidos, siendo válidas en muchas cosas, se han visto desbordadas por los avances tecnológicos de las últimas décadas. El autor habla de que los griegos, «aunque no inventaron la niñez, anduvieron lo bastante cerca para que dos milenios después, cuando se inventó, pudiéramos reconocer sus raíces». Luego explica que los romanos tuvieron una conciencia de la niñez superior a la de los griegos pues establecieron la relación entre niñez y pudor: «la niñez no puede existir sin una... Leer más
Muchas personas se nutren hoy de la basura televisiva, piensan que la realidad es lo que les muestra la pantalla, usan expresiones trilladas, viven en una realidad virtual al borde de la neurosis, se ven a sí mismos como fragmentados y, sigue David Mamet, «cuando tienen que expresar lo que son o sienten con sus propias palabras, desembocan en la tartamudez y en la desintegración psíquica». David Mamet. Glengarry Glen Ross (1982, 1983) y Casa de Juegos (House of Games, 1985, 1987). Madrid: Cátedra, 2000; 271 pp.; col. Letras universales; edición de Catalina Buezo, trad. de Catalina Buezo y Elizabeth Gray; ISBN:... Leer más
Robert Hughes: «Es asombroso que la mitad de la vida consciente de muchos se pase frente al televisor: qué pérdida de tiempo, qué modo de desperdiciar la vida. Y, sin embargo, todos acabamos teniendo la experiencia de cómo la televisión hace que la realidad parezca aburrida, lenta y evitable, y lo vacía todo de significado. Y de cómo aborta la imaginación de los niños al no dejarles nada que imaginar e imponerles estereotipos de modo autoritario». Robert Hughes. A toda crítica. Ensayos sobre arte y artistas (Nothing If Not Critical, 1990). Barcelona: Anagrama, 2002; 497 pp.; col. Argumentos; trad. de Alberto Coscarelli; ISBN:... Leer más
José Jiménez Lozano: «G., con tres años y medio, dice de repente, alzando los ojos de un dibujo que está haciendo: “¡Apagad la televisión, que me hace daño a los ojos y me duele la cabeza!”. Si sigue así otros cuatro o cinco años más, quedará inmune de estupidez toda su vida. Quizás en el descubrir a los pequeños el placer de apagar tal aparato está todo. Y sin quizás». Pascal Bruckner: «La televisión sólo exige del espectador un acto de valor —aunque sobrehumano—, que es apagarla». José Jiménez Lozano. Advenimientos (2006). Valencia: Pre-Textos, 2006; 215 pp.; col. Narrativa Contemporánea; ISBN: 84-8191-770-2. Pascal Bruckner. La tentación de la inocencia (La tentation de l´innocence, 1995). Barcelona: Anagrama, 1996; 293 pp.; col. Argumentos;... Leer más
El narrador de El fantasma de Thomas Kempe dice: «Para James, la televisión tenía muchas ventajas, y una de ellas era la de que hacía ruido continuamente y suavizaba situaciones que podían ser insoportables en silencio». Y es que la televisión no es sólo uno de los ladrones de tiempo grises a los que se enfrenta Momo sino también uno de los ladrones del silencio que necesitamos para enfrentarnos responsablemente a las... Leer más
Hay personas que recomiendan a los niños apagar la televisión, algo que siempre me recuerda una tira en la que no sé si su padre o su madre le dicen eso a Calvin, y él les contesta: «¿Apagarla? ¿Es que quieres que me pase todo el día sentado mirando una pantalla en blanco?». Hay que dar... Leer más
En el prólogo que Robert Hughes pone, diez años después, a El impacto de lo nuevo: el arte en el siglo XX, libro que compuso a partir de una serie sobre arte para la BBC, confiesa su decepción acerca de las posibilidades de la televisión para mostrar arte. Dice que si al principio era optimista, más tarde fue viendo que la televisión impone un marco narrativo rápido a «unas imágenes concebidas para ser contempladas detenidamente», suprime «superficies, texturas, detalles y el auténtico color, conspirando contra la resistente presencia física y la escala de la obra de arte», y, sobre todo, la fugacidad de la televisión no puede «construir nada que sea satisfactoriamente análogo a la experiencia que emana de la obra de arte inmóvil». Y, continúa Hugues, «eso no hubiera... Leer más
Ricardo Yepes: «Existe una "cultura de la pantalla", un mundo ficticio creado por lo que muestra la televisión que ocupa la vida de muchos y que les hace vivir atados y confundidos. Esta peculiar confusión entre lo ficticio y lo real, entre lo que uno ve y lo que uno vive, puede desembocar en la pérdida de la distinción entre lo que es de verdad y lo que no, entre lo serio y la broma, entre realidad y sueño, capacidades y deseos, y abre así una puerta de par en par a la experiencia de la decepción o al aburrimiento ante lo cotidiano, ante lo que no es tan radiante como los mundos que nos venden desde la pantalla». Ricardo Yepes Stork y Javier Aranguren. Fundamentos de antropología – Un ideal de la excelencia humana... Leer más