El editor de libros (3)

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El editor de libros (3)

Otros dos hilos importantes del libro de Scott Berg sobre Max Perkins siguen sus relaciones con Hemingway —lineales a pesar de todo pues Hemingway estuvo siempre agradecido a Perkins— y con Wolfe —más tormentosas debido a su personalidad inestable—.

A un lector enfadado que se quejaba de una novela de Hemingway, Perkins le respondió: «El editor tiene una obligación con su profesión que le conmina a sacar las obras que a juicio del mundo literario son importantes por sus cualidades literarias y suponen una crítica pertinente de la civilización de su tiempo». Y seguía indicándole que una novela que presenta el vicio tal cual es «es valiosa precisamente porque aquel es real, repulsivo y terrible, y su exposición fidedigna del vicio contribuye a que sea odiado. Porque de ser ignorado y ocultado, acaso conserve un glamour que lo haga seductor».

A la vez, Perkins también escribió a Hemingway hablándole de que debería corregir algunas obscenidades del manuscrito de una de sus novelas, y le decía: «a la mayoría de las personas les afectan más las palabras que las cosas. Creo que habría que evitar algunos términos para no alejar a la gente de las cualidades de este libro, llevándoles a una discusión por lo demás impertinente y extrínseca a lo principal. (…) Malo sería que la verdadera relevancia de un libro tan original pasase desapercibida a causa de los berridos de un puñado de charlatanes vulgares, lujuriosos y estúpidos». También, en una ocasión en la que Hemingway se puso furioso por algunas críticas feroces a una de sus novelas, Perkins le tranquilizó: «la realidad está en la calidad de lo que escribes, que nadie puede dañar, a no ser momentáneamente».

En relación a Wolfe, Scott Berg aclara bien que para convertir en libros sus manuscritos la dedicación de Perkins fue gigantesca y cuenta cómo, al principio, Wolfe le mostró su agradecimiento muchas veces, también con una emocionante dedicatoria en Del tiempo y el río. Sin embargo, el hecho de depender tanto de Perkins acabó por desquiciar a Wolfe, que se dirigió a otra editorial para su tercer gran libro. Perkins, dolido pero cortés, le escribió: «trabajar en tu escritura , sea como sea que al final resulte, para bien o para mal, ha sido para mí el mayor de los placeres, por muy doloroso que resultase, y el más interesante episodio de mi vida editorial».

En esa época, cuenta Berg, hay una interesante conversación entre Wolfe y Marcia Davenport, una escritora a la que también editaba Perkins. «El tema de conversación era él mismo», decía Davenport, «exclusivamente y todo el rato», insistiendo en que no era la criatura de Perkins, hasta que Davenport estalló: «Creo que eres una rata», «un desagradecido y un traidor. (…) No eres capaz de mostrar ni devoción ni lealtad. ¿Dónde estarías, de no ser por Max y Scribner’s? No puedes afrontar la verdad».

A. Scott Berg. Max Perkins. El editor de libros (Max Perkins: Editor of Genius, 1978). Madrid: Rialp, 2016; 579 pp.; col. Biografías y testimonios; trad. de David Cerdá; ISBN: 978-84-321-4730-2. [Vista del libro en amazon.es]

 

15 diciembre, 2017
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