Vivimos en un mundo tan erotizado que a veces estamos ciegos. «Confundir la lujuria propia del hombre y el deseo que aproxima a los sexos es dar el mismo nombre al tumor y al órgano que aquél corroe». Y, sigue más adelante George Bernanos en Diario de un cura rural, «el mundo se esfuerza, ayudado por el inmenso prestigio del arte, en esconder esa herida vergonzosa». Y, a poco conocimiento de la vida que se se tenga, se sabe que la táctica del avestruz nunca resulta.
Georges Bernanos. Diario de un cura rural (Journal d´un Curé de Campagne, 1936). Madrid: Encuentro, 1998; 287 pp.; col. Literaria; trad. de Jesús Ruiz y Ruiz, revisión de Cristina Ansorena; ISBN: 84-7490-515-X.
27 agosto, 2005