Tiempos difíciles (1854)

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Tiempos difíciles (1854)

Decía Chesterton que, con sus obras, Dickens recordó que, del lema revolucionario, los ingleses habían dejado solo Libertad pero habían borrado Igualdad y Fraternidad. Y si en todos sus libros fue un campeón de la fraternidad, en Tiempos difíciles salió a combatir por la Igualdad. Es una novela más corta y más intensa que otras del autor: puede ser amarga, pero fue una protesta contra la amargura; puede ser oscura, pero eso es debido a la oscuridad del tema y no a la del autor; y es, quizás, el único lugar donde, queriendo defender la felicidad, Dickens olvida, en algunos momentos, ser feliz.

Ciudad industrial de Coketown, inspirada en Manchester, y no Londres o alrededores, como es habitual en Dickens. Hay cuatro ambientes: la clase alta representada por Josías Bounderby, «el fanfarrón de la humildad»; el del pedagogo utilitarista, Tomás Gradgrind, cuya hija mayor está casada con Bounderby; el representado por Esteban, un trabajador textil de Bounderby; el mundo del circo del señor Sleary, al que pertenece Ceci Jupe, una chica cuyo padre trabajaba allí y que vive con los Gradgrind. Aunque hay hechos que empujan hacia delante la acción, como el que Bounderby acuse injustamente a Esteban, Dickens quiere advertir a los lectores de las condiciones de vida de los trabajadores de la industria, señalar el comportamiento canalla de propietarios como Bounderby y de políticos como Harthouse —habla del Parlamento como del «vertedero nacional»—, y atacar la educación utilitarista, entonces de moda.

Este último punto se advierte pronto en el libro. Así, al principio, un funcionario público dice a Gradgrind: «Tenéis que suprimir por completo la palabra imaginación. La imaginación no sirve para nada en la vida. En los objetos de uso o adorno, rechazaréis lo que está en oposición con lo real. En la vida real no camináis pisando flores; pues tampoco caminaréis sobre flores en las alfombras». Y, en otro momento, el narrador exclama: «¡Oh, economistas utilitarios, maestros de escuela en esqueleto, comisarios de realidades, elegantes y agotados incrédulos, charlatanes de tantos credos pequeñitos y manoseados, siempre habrá pobres en vuestra sociedad! Cultivad en ellos, ahora que todavía estáis a tiempo, las gracias supremas de la fantasía y el corazón, para adornar con ellas sus vidas, que tanta necesidad tienen de ser embellecidas, o de lo contrario, cuando llegue el día de vuestro triunfo completo, cuando hayáis conseguido raer de sus almas todo idealismo y ellos se encuentren cara a cara y a solas con su vida desnuda de todo ornato, la realidad se volverá lobo y acabará con vosotros».

Charles Dickens. Hard Times (1854). Edición española, titulada Tiempos difíciles, en Madrid: Cátedra, 2005; 456 pp.; col. Letras universales; trad. de Armando Lázaro Ros; edición de Fernando Galván; ISBN 10: 84-376-1070-2. Otra edición en Madrid: Alianza, 2010, 1ª ed., 2ª reimpr.; 480 pp.; col. El libro de bolsillo; trad. de José Luis López Muñoz; ISBN 13: 978-84-206-7423-0.

 

24 marzo, 2012
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