Martín el náufrago fue la tercera novela que publicó William Golding. Algunos críticos la tienen como una de las mejores novelas del siglo XX (aunque no haya edición en castellano disponible desde hace años). En Inglaterra se tituló Pincher Martin y en Estados Unidos Las dos muertes de Chistopher Martin, explicitando así el final de modo innecesario. Es un relato que se podría llamar de supervivencia, pues trata sobre un náufrago cuyos problemas son diferentes a los de un Robinson Crusoe o del protagonista de Vida de Pi. La edición que menciono contiene una clarificadora introducción que relaciona las primeras novelas del autor para señalar cómo, al fin, todas tratan de lo mismo: la posibilidad o no de salvación del hombre.
Atlántico Norte, segunda Guerra Mundial. Un hombre a punto de ahogarse alcanza un islote rocoso donde se acomoda. Poco a poco, de forma fragmentaria, pues la narración sigue sus pensamientos deslavazados, sabemos quién es el protagonista: Christopher Martin, teniente de un barco de guerra torpedeado y el único superviviente. También, lentamente, comprendemos que parece haber llegado a una roca en medio del océano donde, de modo confuso, le vemos planificar su supervivencia y su futuro rescate, al tiempo que tiene flashes inconexos de su vida pasada. Al final una ola lo barre. En la última escena un barco rescata el cuerpo.
El héroe sufre un naufragio no sólo físico sino también mental: no es tanto un hombre atrapado en una roca en medio del océano como un hombre atrapado en su pasado y en su autosuficiencia, en sus razonamientos acerca de cómo planifica su propia salvación —«”Yo no pretendo ser un héroe. Pero tengo salud y educación e inteligencia. Yo te venceré”. El mar no dijo nada»—. Al principio abundan las descripciones detalladas de lo que le ocurre y de su entorno. Luego, esas descripciones no sólo se van mezclando sino que también replican los recuerdos y movimientos de conciencia de Martin. Es un mundo como alucinado que tiene rasgos de una revisión de su vida —antiguo actor, mujeriego, mal amigo…— y, con los sufrimientos del momento, de penitencia que parece merecida.
Igual que hizo en sus novelas previas, Golding vuelve a usar aquí una técnica de desfamiliarización para mostrar acontecimientos reconocibles desde un punto de vista extraño. También, como en sus dos relatos anteriores, vuelve a cambiar el paso al lector en un último capítulo que, ya en tercera persona, no sólo explica más cosas sino que, justo con una última y única frase, hace tambalearse al lector al modo en que, por ejemplo, sucede también en una novela tan distinta como Reencuentro. Entonces es el momento en el que se vuelven comprensibles muchas imágenes que había empleado antes el narrador.
William Golding. Martin el naúfrago (Pincher Martin: The Two Deaths of Christopher Martin, 1955). Madrid: Magisterio Español, 1984, 2ª ed.; 249 pp.; col. Novelas y cuentos; introducción y trad. de Clara Janés; ISBN: 84-265-7061-5.