Negra y blanca

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Negra y blanca

El párrafo que más me ha gustado de Un simple vestido de fiesta, de Christian Bobin, es uno de «Ve Jonás, te espero», donde el narrador habla de los dos extremos de su vida de lector, la Biblia y los periódicos, y en el que dice: «No se puede leer bien en una tempestad. No puedes leer más de una línea o dos en esas páginas agitadas por el viento, atormentadas por el soplo de una ausencia preferible a cualquier otra cosa. La lectura de la Biblia es un punto extremo en tu vida de lector, esa vida bajo las ruinas. El otro punto es la lectura del periódico. El periódico es una lectura negra, espesa, inmóvil. La Biblia es una lectura blanca, luminosa, rutilante. En el periódico lees todo ya que nada es esencial. Vas metódicamente del rostro de los gobernantes a las piernas de los atletas, de América del Sur hasta los confines de la China, de la cotización del dólar a las cifras del paro. La lectura del periódico es una cosa seria, sin consecuencias en la vida como todas las cosas serias. En la Biblia, tan sólo lees una frase y es como una gota de alcohol puro, como una lágrima de los ángeles. Abres el libro, pones el dedo al azar en la página, el dedo cae en un pez, una palmera o un cordero. Lees, vas de tu vida a la vida, del presente simple al presente pluscuamperfecto».

Christian Bobin. Un simple vestido de fiesta (Une petite robe de fête, 1991). Madrid: Árdora, 2011; 127 pp.; trad. de José y Tono Areán; ISBN: 84-88020-46-8.

 

15 abril, 2012
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