Así como siempre temo que algunos relatos pueden acentuar comportamientos que no me gustan, y que a nuestro alrededor hoy son demasiado frecuentes (por ejemplo, que un álbum como el citado ayer aumente más aún el espíritu quejoso y protestón que tanto abunda en nuestra sociedad), hay otros que aplaudo también porque defienden un talante que me parece que nos hace más falta.
Es el caso de Manual del buen paseante, de Raimon Juventeny, un álbum más bien adulto que se parece mucho, en su estética y en su contenido, a Ramón, de Jesús Cisneros. En veinte escenas sucesivas vemos a un paseante y, al pie, hay una frase que describe algo propio del buen paseante: empieza con «El buen paseante sale a pasear cuando le apetece» y casi termina con «El buen paseante vuelve a casa cuando le apetece». Además se nos dice que no tiene prisa, que sonríe, que se asombra, etc. Tal vez algunas frases podrían ser menos contundentes o estar más matizadas: por ejemplo, a «el buen paseante no se preocupa si se hace tarde», yo le añadiría «o sí», pues a veces hay que preocuparse…
Raimon Juventeny. Manual del buen paseante (2014). Pontevedra: Faktoria K, 2014; 44 pp.; prólogo de Carl Honoré; ISBN: 978-84-15250-72-2. [Vista del libro en amazon.es]