Tom Appleby, Convict Boy, de Jackie French, comienza en 1785. Tom Appleby tiene ocho años cuando su padre, un antiguo impresor, muere, y él es comprado para ser un deshollinador en Londres. Hace ese trabajo con otros chicos pequeños como él hasta que uno de sus compañeros muere trágicamente y él huye llevándose unas joyas. Es capturado, enviado a la cárcel, condenado por robo y deportado a Australia en 1787. Embarca en la que la historia llamaría la First Fleet, Primera Flota, y llega primero a Botany Bay y luego a la Sydney Cove, después de un viaje de casi un año. En el viaje tuvo un compañero mayor que le contó muchas cosas pero falleció poco antes de llegar, e intercambió miradas con Rob, un chico de su edad. Una vez en la colonia penal en Australia, después de un incidente en el que no secunda una rebelión contra el militar que vigilaba a los presos, es reclamado por el sargento para trabajar en su casa junto con su hijo Rob. Los dos chicos se ocupan de tareas propias de la granja y construyen establos, cercas, habitaciones, etc. Tom y Rob van encontrando animales, árboles y plantas que no conocen; entran en contacto con los indígenas; van dándose cuenta progresiva de las maravillas de su nuevo país, también por comparación con la Inglaterra que habían dejado atrás.
Tom Appleby está bien dibujado y resulta convincente; sobrelleva los cambios de fortuna que sufre animándose a sí mismo e imaginándose, cada vez que ha de hacer frente a una dificultad, que ha llegado el momento de ponerse una «capa de valor». Después de una primera parte dickensiana, la novela se centra en contar, en capítulos cortos encabezados por el lugar y la fecha, de forma muy amena y con los datos que se conocen, aspectos de los orígenes del poblamiento de Australia por europeos. Algunos capítulos aislados, situados en 1868, hablan del personaje principal cuando ya es un hombre anciano que recuerda precisamente aquello que se narraba de sus años de infancia y juventud. Todo está bien entretejido y contado, con un cierto lenguaje de argot y expresiones propias australianas, como es lógico, aparte de que no falten descripciones de animales, flora y particularidades de los lugares donde viven los personajes. Unas Notas de la autora, al final del libro, aclaran qué personajes e incidentes de los que aparecen fueron reales y cuáles no, qué libros de memorias de aquel momento utilizó en su narración.
Jackie French. Tom Appleby, Convict Boy (2004). Angus & Robertson, 2004; 235 pp.; ISBN: 978-0207199424. [Vista del libro en amazon.es]