Esclavos sin remedio

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Esclavos sin remedio

Otra observación de Newman en Perder y ganar, que aparece al principio con ocasión de una conversación entre dos jóvenes universitarios, muy apropiada para épocas electorales: «Cuando alguien se acerca por primera vez al mundo de la política o de la religión, se enfrenta a todo aquello como un ciego que de pronto recibiera la vista y se pusiera ante un paisaje. Tan lejana le parecería una cosa como otra: no hay perspectiva. La conexión de un hecho con otro, de una verdad con otra, el influjo de los hechos sobre las verdades y de las verdades sobre los hechos, quién precede a quién, qué puntos son primordiales y cuáles secundarios, todo eso los dos amigos tenían que aprenderlo todavía. Y ni siquiera eran conscientes de su ignorancia en ciencia tan nueva. Es más, para ellos el mundo de hoy no tiene contacto alguno con el mundo de ayer; el tiempo no es una cosa como corriente, sino que se les aparece rotundo y estático como la luna. No saben lo que ocurrió hace diez años y mucho menos lo de hace cien. Para ellos el pasado no vive en el presente, los nombres no les dicen nada ni las personas les traen recuerdo alguno. Puede que oigan hablar de gentes, cosas, proyectos, luchas, doctrinas, pero todo les pasa por delante, como el viento, sin dejar huella, sin impregnar. Nada crea hueco en sus mentes: no sitúan nada, no tienen sistema. Oyen y olvidan; como mucho, recuerdan haber oído algo pero no saben dónde. Y tampoco tienen solidez en su modo de razonar, y hoy discurren así y mañana de otra forma que tampoco es exactamente la contraria, sino al azar. Su línea de pensamiento se extravía, nada apunta a un fin determinado ni tiene un punto de partida sobre el que se asiente un juicio sobre los hombres y las cosas. Muchos hombres andan así durante toda su vida y llegan a ser unos eclesiásticos o políticos que dan pena. Van a la deriva (…) según les lleven las circunstancias (…) A veces, cuando se hiere el sentido de su propia importancia, se atrincheran en la idea de que eso prueba que son imparciales, desapasionados, moderados, que no son “hombres de partido”; cuando, en realidad, son esclavos sin remedio, pues en este mundo no hay otra fuerza que el compromiso con la razón ni otra libertad que sentirse cautivos de la verdad».

John Henry Newman. Perder y ganar (Loss and Gain: The Story of a Convert, 1848). Madrid: Encuentro, 2009, 4ª ed. corregida; 399 pp.; trad. introducción y notas de Víctor García Ruiz; ISBN: 978-84-7490-922-0.

 

6 noviembre, 2011
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