Aunque una recomendación de Isabel Allende en la portada es, para mí, desanimante, leí este verano, porque que me la aconsejaron, El ruiseñor, de Kristin Hannah. Segunda Guerra Mundial, Bélgica. La narración sigue a dos hermanas: Vianne, felizmente casada, cuyo marido se ha de ir al frente, y en cuya casa se alojarán oficiales alemanes: el primero será muy correcto y el segundo será un animal; e Isabelle, soltera y rebelde, que acaba uniéndose a los partisanos, enamorándose de uno, y participando en operaciones de gran riesgo. Aunque se puede intuir, no se sabe cuál de las dos es la narradora, que cuenta las cosas desde finales del siglo XX, hasta el final. Algunos sucesos están más o menos basados en hechos reales: hubo una red de la Resistencia que sacaba de Francia, por los Pirineos, a los aviadores ingleses y norteamericanos caídos y perdidos. Como es de suponer, son muchas las situaciones tensas y las decisiones cruciales que han de tomar las heroínas. La novela está bien armada para enganchar, por un lado, al público que sigue las ficciones basadas en sucesos de la segunda Guerra Mundial; y, por otro, a los lectores interesados en conflictos emocionales —la relación entre las hermanas y su padre, entre las hermanas entre sí, entre Vianne y sus amigas, entre Vianne y los oficiales alemanes, entre Isabelle y su amante partisano…—. A favor de la novela, que es entretenida y mejor que otras. En contra, que no llevo bien ni la banalización de los acontecimientos históricos que conozco más o menos bien, ni, menos aún, las concesiones comerciales eróticas y melodramáticas típicas de los bestsellers pensados para ser películas hollywodienses.
Kristin Hannah. El ruiseñor (The Nightingale, 2015). Barcelona: Debolsillo, 2017; 592 pp.; col. Bestseller; trad. de Laura Vidal Sanz; ISBN: 978-8466338400. [Vista del libro en amazon.es]