Gombrich: «Buscar el ideal, ¿no es perseguir una quimera? Pues, ¿no es obvio que no hay un ideal único, un tipo único de perfección? ¿No he mostrado en esta conferencia que hay muchos, el gótico y el renacentista, la belleza de Boticelli, tan distinta de la de Leonardo, la de Rafael, tan distinta de la de Miguel Ángel?
Este argumento ha ido ganando en popularidad desde tiempos de los románticos, quienes señalaron lo variadas que eran las situaciones y culturas humanas. Pero aunque haya salido triunfante, no creo que tenga demasiado fundamento. El hecho de que haya muchos tipos de rojo diferentes no demuestra que no exista una parte del espectro a la que con todo rigor pueda llamarse rojo. El hecho de que, felizmente, haya en la tierra muchas clases de belleza no demuestra que belleza y fealdad sean una misma cosa.
Frente a tal relativismo, yo sostengo que existe una respuesta humana identificable que es la respuesta a la belleza, o si se quiere, el deleite en la belleza. (…) Esta respuesta no es aprendida, sino innata, innata en tanto que capacidad de categorizar entre varias clases de impresiones visuales y fisiognómicas. Pero capacidad de respuesta no equivale a capacidad de creación. El que podamos deleitarnos en una pintura no significa que podamos pintarla. Nada tan importante en teoría del arte como esta distinción obvia entre respuesta y creación».
E. H. Gombrich. «Ideal y tipo en la pintura renacentista italiana» (1982), Estudios sobre el arte del renacimiento IV. Nuevas visiones de viejos maestros (New Light on Old Masters, 1986). Madrid: Alianza, 1987; 189 pp.: col. Alianza forma; trad. de Remigio Gómez Díaz; ISBN: 84-206-7062-6.