Cuando veo las campañas de prevención del SIDA, o cuando leo muchas declaraciones al respecto, me viene a la cabeza el estadístico animoso que se ahogó queriendo vadear un río de un metro veinte de profundidad media. Pero pienso que, al menos, el estadístico era honrado y se ahogó él mismo, mientras que ahora son muchos los que nos azuzan, diciéndonos a todos: nada, tranquilos, lanzaos, lanzaos, la profundidad media sólo es de un metro veinte…
1 octubre, 2006