Estos útlimos meses he leído varias novelas que podrían llamarse luminosas —como La lección de August o El despertar de la señorita Prim—, y, ahora, Cosas que nadie sabe, de Alessandro D’Avenia. Es una novela de primer amor pero también de amores adultos, unos que se han roto y otros que han sobrevivido, y es una grandísima «novela de profesor»: del impacto que puede tener una enseñanza entusiasta de los clásicos.
27 junio, 2013