Erudición y lucidez

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Erudición y lucidez

Después de las contenidas en Maneras de leer y en Fundamentalmente frivolidad, una cita más de W. H. Auden acerca de la crítica literaria:

«¿Cuál es la función de un crítico? En lo que a mí respecta, puede prestarme uno o más de los siguientes servicios:

1. Darme a conocer autores que hasta ese momento ignoraba.

2. Convencerme de que he menospreciado a cierto autor o determinada obra por no haberla leído con suficiente cuidado.

3. Mostrarme relaciones entre obras de distintas épocas y culturas que jamás habría descubierto por mí mismo porque no sé lo suficiente y nunca lo sabré.

4. Ofrecerme una “lectura” de determinada obra que mejore mi comprensión de la misma.

5. Arrojar luz sobre el proceso del “hacer” artístico.

6. Arrojar luz sobre el arte de vivir, sobre la ciencia, la economía, la ética, la religión, etc.

De estos seis servicios, los tres primeros requieren erudición. Un erudito no es solamente aquel que posee un enorme caudal de conocimientos; ese conocimiento ha de ser valioso para los demás. No se puede llamar erudito a alguien que conoce de memoria la guía telefónica de Manhattan (…). Puesto que la erudición implica una relación entre uno que sabe más y otro que sabe menos, se trata por fuerza de una condición temporal: con respecto del público, cualquier reseñista es temporalmente un erudito, puesto que ha leído el libro que quiere reseñar, y el público no. (…)

En cuanto a los tres últimos servicios, no requieren un conocimiento superior, sino una mayor lucidez. La lucidez de un crítico puede medirse por la novedad e importancia de sus preguntas, más allá de que uno pueda estar en desacuerdo con sus respuestas».

W. H. Auden. «Leer» (en The Dyer’s Hand, 1962), El arte de leer (2013). Barcelona: Lumen, 2013; 463 pp.; trad. de Juan Antonio Montiel; edición de Andreu Jaume; ISBN: 978-84-264-2164-7. [Vista del libro en amazon.es]

 

29 octubre, 2016
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