Autoestima en la soledad

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He comprendido mejor a Rudyard Kipling después de leer la biografía que le dedica David Gilmour. Un pequeño texto: Kipling «se compadecía de los hombres y mujeres de puestos remotos que intentaban mantener su dignidad e incluso su cordura. La imagen de los victorianos en el trópico arreglándose para sus cenas solitarias provoca invariablemente regocijo; pero Kipling supo ver la importancia de tales ritos en la lucha contra el resquebrajamiento interior o «para no venirse abajo». En uno de sus cuentos un funcionario forestal que vive solo en un bungaló en medio del bosque, se pone cada noche una camisa blanca almidonada para «conservar su autoestima en la soledad». Kipling hacía lo mismo en la casa de Lahore, incluso cuando su familia estaba fuera, porque «uno sabía que si se rompía el ritual de arreglarse para la cena uno se desprendía de su ancla de salvación»».

David Gilmour. La vida imperial de Rudyard Kipling: la larga retirada (The Long Recessional. The Imperial Life of Rudyard Kipling, 2002). Barcelona: Seix Barral, 2003; 447 pp.; col. Los tres mundos; trad. de Diego Valverde; ISBN: 84-322-0875-2.

8 abril, 2005
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