Fuga sin fin y El busto del emperador

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Fuga sin fin y El busto del emperador

Para dar más información sobre un maestro como Joseph Roth —después de hablar de sus Cartas y de obras de ambiente judío como Job y El Leviatán—, hablo ahora un poco de novelas en las que retrata el hundimiento del imperio austrohúngaro en las primeras décadas del siglo XX y sus consecuencias sociales y psicológicas. La principal sin duda es La marcha Radetzky, que tiene una especie de secuela en La cripta de los capuchinos, pero a mí me gustan mucho dos relatos cortos sobre lo mismo que son Fuga sin fin y El busto del emperador.

En la primera se cuenta la vida del oficial austríaco Franz Tunda, que cae en poder de los rusos en 1916 y es enviado a un campo de prisioneros a Irkutsk; luego huye de allí junto con un polaco y vive oculto unos años; más tarde se une a un grupo de revolucionarios soviéticos y obtiene un puesto en la nueva administración rusa; y cuando vuelve a Austria y allí se ve también desplazado, decide marcharse a París. En la segunda el protagonista es el conde Morstin, un hombre que no entiende ni acepta de buen grado la disolución del imperio austro-húngaro después de la Gran Guerra, y menos aún la consecuencia de que su pueblo de Galitzia se anexione a Polonia y deje de pertenecer al imperio; por eso pone un busto del viejo emperador Francisco José a la entrada de su casa y sigue saludándolo respetuosamente hasta que las nuevas autoridades le obligan a retirarlo.

Roth muestra que hay momentos históricos en los que mucha gente siente que se queda sin tierra bajo los pies: lo vemos en Tunda, un hombre de treinta y dos años, sano y despierto, joven y fuerte, que se siente sin embargo completamente superfluo y fuera de sitio allá donde va; y en Morstin, un personaje idealista y estrafalario retratado con ternura e ironía, y cuya conducta y opiniones indican también una gran lucidez. Y sus novelas son un ejemplo de cómo presentar el pasado yendo más allá de la nostalgia: buscando las raíces de la mediocridad del presente y de los males que parece depararnos el futuro.

Joseph Roth. La marcha de Radetzky (Radetzkymarsch, 1932).Barcelona : Edhasa, 1989; 348 pp.; col. Narrativas Edhasa; trad. de Arturo Quintana; ISBN: 84-350-0542-9.
Joseph Roth. La cripta de los Capuchinos (Die Kapuzinergruft, 1938). Barcelona: El Acantilado, 2002; 219 pp.; col. Narrativa del Acantilado; trad. de Jesús Pardo; ISBN: 84-95359-74-X.
Joseph Roth. Fuga sin fin (Die Flucht onhe Ende, 1927). Barcelona: Acantilado, 2003; 167 pp.; col. Narrativa del Acantilado; trad. de J. L. Vernal revisada por José Vivar; ISBN: 84-96136-00-0.
Joseph Roth. El busto del emperador (Die büste des Kaisers, 1934). Barcelona: Acantilado, 2003; 59 pp.; col. Cuadernos del Acantilado; trad. de Isabel García Adánez; ISBN: 84-96136-19-1.

 

24 julio, 2009
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