Quizá porque soy lector de muchos libros antiguos cada vez soy más refractario a los supuestos ejercicios de autocrítica que golpean en el pecho de las generaciones que nos precedieron (dice Robert Spaemann en un libro citado varias veces). Y también por eso me gustan especialmente los relatos que, por encima de todo, intentan ser limpios en su presentación del pasado. Es el caso de un libro juvenil norteamericano escrito hace más de medio siglo y ambientado en la Inglaterra medieval de la época de Chaucer, del que no conozco edición en castellano, y que leí hace pocos meses: Adam of the Road, de Elizabeth Janet Gray.
7 enero, 2010