Ángeles asesinos, de Michael Shaara, es una gran novela sobre la Guerra de Secesión norteamericana —y una de las mejores novelas de guerra jamás escritas—, que no triunfó popularmente cuando ganó el premio Pulitzer en 1974 —en ese momento la guerra de Vietnam estaba muy presente en los Estados Unidos—. Sin embargo, tuvo un éxito arrollador veinte años después, ya fallecido su autor, cuando se estrenó la película Gettysburg (1994), basada en la novela. Lo característico y novedoso de la narración de Shaara era que contaba escenas de la batalla centradas en las acciones, los diálogos y los mundos interiores de unos pocos personajes: en especial los generales Robert E. Lee y James Longstreet por los sudistas y Joshua Chamberlain por los nordistas.
El hijo de Michael Shaara, Jeff Shaara, que no era novelista, decidió, después de la película, «completar» la obra de su padre. Publicó primero Dioses y generales (1996), sobre el comienzo y los primeros años de la guerra, hasta Gettysburg, y después El último aliento (2000), sobre los años posteriores a esa batalla hasta la firma de la rendición de Lee ante Ulysses Grant. Shaara contó su parte de la historia igual que lo había hecho su padre: escenas por orden cronológico, en capítulos cortos titulados con la fecha y el nombre de algún personaje cuyas acciones y pensamientos se narran, con abundantes diálogos y las pertinentes explicaciones de los movimientos de ambos ejércitos.
Los personajes principales de Dioses y generales son, por el Sur, los generales Robert E. Lee y Thomas “Stonewall” Jackson, y por el ejército de la Unión, dos oficiales que también llegaron a ser generales, Winfield Scott Hancock y Joshua Chamberlain. Lee es, con diferencia, el mejor perfilado: fue un hombre querido y perspicaz, que comprendía enseguida cómo responderían sus hombres y cómo reaccionarían sus oponentes. Jackson, un instructor militar antes de la guerra, obtuvo importantes victorias pero falleció antes de Gettysburg y su muerte fue un duro mazazo para el ejército sureño; al final del libro se mencionan las palabras de un predicador en un monumento funerario dedicado a Jackson: «Pues bien sabes, Señor, que cuando decidiste privar de la victoria a la Confederación, antes hubiste de llevarte a tu siervo, Stonewall Jackson».
Se cuentan los éxitos del ejército del Sur y la incompetencia de muchos altos mandos nordistas, por cobardía o por exceso de prudencia, que llevan a la frustración a su propio gobierno y a gente como Hancock, un capitán de intendencia que acabó siendo uno de los mejores líderes del ejército de la Unión, y como Joshua Chamberlain, que abandonó su prometedora carrera académica en Maine para convertirse en un soldado heroico y admirado (en Ángeles Asesinos es el artífice de la victoria de Gettysburg y en El último aliento se verá cómo sufriría varias heridas graves que no le impidieron volver a combatir y llegar a ser general de brigada).
La novela presenta la ruptura de amistades que provocó la guerra civil, en la que muchos se sintieron obligados a luchar por su hogar y por lo que ellos entendían como su deber, y al menos al principio no tanto, como estamos inclinados a pensar, por el mantenimiento o la abolición de la esclavitud. Se habla de las dificultades de las vidas familiares y de las crisis interiores de algunos; se acentúa la forma en la que viven su fe cristiana unos, como Lee por ejemplo, y la dificultad que tienen otros, como Chamberlain, para mantenerla cuando ven la enorme crueldad de la guerra. Un epílogo da cuenta de qué ocurrió después con bastantes personajes citados en el libro. En El último aliento se hablará de otros y se dará un panorama más completo. La edición española de la novela puede seguirse bien pero ayudarían mapas detallados para entender mejor los movimientos de los distintos ejércitos.
Jeff Shaara. Dioses y generales (Gods and Generals, 1996). Madrid: Bibliópolis, 2007; 464 pp.; col. Biblopolis Historica; trad. de Manuel de los Reyes; ISBN: 978-84-96173-74-3. [Vista del libro en amazon.es]




























