Wayne Booth: «Cuando la ironía se niega a ocupar su lugar, cuando se convierte cada vez más en un fin en sí misma, es imposible evitar la paradoja. Y no se trata precisamente de esa paradoja feliz y fecunda que es la que originalmente busca el ironista: la percepción de ruedas en el interior de otras ruedas, el vertiginoso pero a la larga delicioso descubrimiento de profundidades por debajo de las profundidades. No. Se trata de una paradoja que puede debilitar y al final destruir todo efecto artístico, incluso la percepción de la misma paradoja. Como la ironía actúa esencialmente por “sustracción”, siempre prescinde de algo, y una vez que se ha convertido en un espíritu o concepto a quien se deja libre por el mundo, se convierte en una ironía total que debe prescindir de sí misma, dejando… nada».
Wayne C. Booth. Retórica de la ironía.