Son muchos los que han comentado bien los Ensayos de Natalia Ginzburg. Hay quien piensa que contienen «el mejor ensayismo (lo que es mucho decir) del siglo». Hay quien juzga decepcionantes sus argumentos a favor de la legalización del aborto (tan lejanos, sin embargo, de otros porque para ella no hay duda de que el aborto es matar una vida humana) y propone admirar por compartimentos estancos porque así las admiraciones resultan insumergibles. Hay quien considera un error haber unido dos libros en uno —pues la selección del primero, Nunca me preguntes, la hizo la misma autora y es bastante mejor que el segundo, No podemos saberlo—.
Por mi parte me limito a dejar constancia de dos ideas que se pueden aplicar, también, a mucha literatura infantil y juvenil de hoy:
—«Detesto las cosas que me resultan oscuras, las detesto cuando tengo la sensación de que detrás de su oscuridad no hay nada, que se trata de una oscuridad de algún modo consciente e intencionada, difusa, para esconder el vacío y la fijeza del pensamiento, la inanición del espíritu que, puesto que no ama ni inventa nada, emana nieblas y brumas para cubrir solo un poco de desorden, de futilidad y de confusión. Creo que son preferibles las obras malas pero claras que las obras oscuras que tan a menudo se nos ofrecen, porque las primeras se las puede descartar enseguida sin la penosa fatiga de deshacer ningún enredo» («Un mundo encantado»).
—Comentando unas antiguas novelas infantiles de Tomaso Catani ilustradas por Carlo Chiostri, dice: «Los libros de las actuales colecciones infantiles presentan una extraña y frenética mezcla de descuido y esmero, tanto en el contenido como en las imágenes. Se nota que el editor, el pintor y el autor persiguen una idea fija: la de atraer la atención, ganar dinero, tener éxito. Este viejo volumen destila de su tela azul, de sus imágenes cuidadas pero carentes de ostentación y de cada una de sus páginas, una total indiferencia por el dinero y el éxito. Emana una profunda calma y una profunda honestidad» («La conjura de las gallinas»).
Natalia Ginzburg. Ensayos (Non possiamo saperlo / Mai devi domandarmi, 1991 Y 2001). Barcelona: Lumen, 2009; 444 pp.; trad. de Flavia Company y Mercedes Corral; prólogo de Flavia Company; ISBN: 978-84-264-1713-8.