Otro álbum experimental reciente también audaz y con chispa: Casualidad, de Pablo Amargo y Pepe Monteserín. El narrador habla de que no cree en la casualidad, «una disculpa de los que no entienden las cosas», pues el hecho de haber nacido en un pueblo llamado Ventoso lo explica casi todo para él. Lo malo es que sí hay quien cree en la casualidad. La narración es simpática y las ilustraciones, en blanco y negro, son sugerentes, ingeniosas y apropiadas, empezando por la nada casual alineación vertical de circulitos blancos de la portada. Además, habrá quien disfrute de las páginas donde se contienen ejemplos de distintos tipos de veletas, de cometas y de molinos de viento.
Sin embargo, el álbum como tal no le saca todo el partido que, al verlo por primera vez, uno podría esperar de un formato vertical tan acentuado. Pienso que la historia podría desarrollarse igual con otros formatos y seguramente no veríamos diferencia ninguna si, en vez de ser vertical fuera horizontal (más aún, ¿no iría mejor un aspecto apaisado con un viento que sopla siempre de izquierda a derecha?). Por otra parte, tal vez el título debería, no por casualidad, aludir a la verticalidad (más aún, a pesar de la ele, la i y las des, «casualidad» a mí me parece una palabra más horizontal y estirada que vertical y esbelta).
Pablo Amargo. Casualidad (2011). Texto de Pepe Monteserín. Granada: Barbara Fiore, 2011; 34 pp.; ISBN: 978-84-15208-10-5.