A Helene Hanff, la protagonista del delicioso 84, Charing Cross Road, no le gustaban los libros sobre cosas que nunca sucedieron a personas que nunca existieron y, por el contrario, le apasionaban los libros escritos por testigos oculares que afirman orgullosamente un «yo estuve allí». Quienes pertenecen a esa clase de lectores suelen disfrutar especialmente con los relatos de grandes viajes y exploraciones del pasado donde no importa tanto que los autores sean unos genios literarios sino que, sin duda, tienen mucho que contar. En semanas sucesivas iré hablando de los mejores ejemplos que conozco de tales libros: en sentido amplio a todos los podemos calificar de juveniles aunque no a todos los incluyamos en lo que solemos llamar literatura juvenil.
Yo estuve allí
20 julio, 2005