Escritor francés. 1939-. Nació en Fougères. Profesor, pintor, ilustrador, director editorial. Autor de una treintena de libros.
¡Parece mentira!Barcelona: Destino, 1989; 119 pp.; col. Destino Juvenil, serie Roja; ilust. del autor; trad. de Antoni Vicens; ISBN: 84-233-1751-X.
Nueve relatos de fantasía, todos ellos protagonizados por niños que asisten a clase en la escuela de la calle Marcel AYMÉ, de París: sobre un niño que puede transformar en animales a los demás, otro que habla con su perro, otro que camina por el fondo de las aguas, otro que vuela, una niña que puede estar en dos sitios a la vez, otra que hace agujeros en la tierra, otra que abre todas las puertas, otra que derriba los árboles, otra que devora los libros.
¡Imposible!Barcelona: Destino, 1990; 139 pp.; col. Destino Juvenil, serie Roja; ilust. del autor; trad. de Teresa Arnoux; ISBN: 84-233-1875-3.
Trece relatos de fantasía también sobre niños y niñas de la escuela Marcel AYMÉ: un niño que lo hace todo al revés, una niña que atraviesa los espejos, otra que desplaza las cosas, otra que puede ser invisible, otra que tropieza en la calle con un tubo que habla y resulta ser un extraterrestre, un niño que confunde las palabras, otro que se encoleriza, otro que camina por el techo, varios niños que no se pueden quitar sus máscaras de carnaval, una niña minúscula y gigante, un niño que era un robot, una niña que buscaba a su papá, un niño que hacía tonterías.
Relatos chispeantes, basados en el desarrollo coherente del punto de partida: una fantasía o un temor o un deseo que un niño puede tener, o una excusa o una huida con la imaginación con la que un niño intenta evadirse de una realidad molesta. Por eso el narrador empieza diciendo que sus historias tratan de niños con poderes extraordinarios, según se las han contado a él los maestros. Y, continúa Yak Rivais, ya se sabe que los maestros, como los mayores en general, no saben mentir. Comenzando con esta puntada contra el mundo adulto, el autor hace un despliegue de ingenio, sentido del humor basado muchas veces en juegos de palabras y también en un buen conocimiento de la psicología de los chicos, no en vano sus historias tienen su origen en su experiencia como profesor. Por eso, igual que los dedos abrecerraduras de Aurelia, la niña que abría todas las puertas, sirven para entrar y asomarse a los mundos imaginativos de los niños y las niñas.
27 agosto, 2013