GRIN, Aleksandr Stepanovic

GRIN, Aleksandr StepanovicAutores
 

Escritor ruso. 1880-1932. Nació en Viatka, al norte de Rusia. Su padre, polaco desterrado, era cervecero. Autodidacta, gran lector. Hay distintas leyendas sobre su vida. Parece ser que fue marinero y soldado, que se unió a grupos revolucionarios y fue desterrado a Siberia, que salió en 1905 de la prisión y se instaló luego en San Petersburgo, donde se dedicó a escribir. Pasó muchas penurias económicas y sus libros, de corte romántico y aventurero, no tuvieron gran aceptación en la Rusia soviética en la que vivió. Falleció en Stary Krym, Ucrania.


Velas rojas
Barcelona: Planeta, 1967; 288 pp.; trad. de Federico Pita y A. Fernández Zapico; agotado. Existe una versión levemente modificada y resumida, firmada por Willi FÄHRMANN y titulada El velero rojo (Das feuerrote Segel, 1976); Barcelona: Círculo de lectores, 2001, 14ª reimpr.; 112 pp.; ilust. de Arcadio LOBATO; trad. de Jesús Larriba; ISBN: 84-226-5905-0.

En Kaperna, un pueblo costero del Báltico, viven el antiguo marinero Longren, hoy fabricante de juguetes, y su hija Assol, a quien un recopilador de canciones populares le anuncia un día que, años más tarde, un príncipe llegará un día en un velero rojo y se la llevará con él. El joven Arthur Grey, heredero de una familia inglesa noble cumple su sueño de ser capitán de su propio barco y, un día, fondea cerca de Kaperna.



Relato traducido a muchos idiomas. Es una historia romántica bien trabada, con descripciones sencillas y eficaces y, sobre todo, con personajes cuyas tensiones interiores están perfiladas con suficiente detalle para enganchar al lector. En cierto modo, es como un cuento de hadas al que se le ha quitado toda componente mágica y en el que se han dispuesto los encuentros y acontecimientos para que todo cuadre de una forma natural. El protagonista lo dice así: «En estos días he aprendido una verdad muy sencilla: lo que solemos llamar milagros es algo que debemos realizar con nuestras propias manos». Y, aunque los trucos estén claros, al lector no le importa dejarse arrastrar por un romanticismo entusiasta y optimista en el que se le dice que los sueños y deseos pueden estar a su alcance.


11 enero, 2012
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