Escritor canadiense. 1860-1943. Nació en New Brunswick. Fue profesor y editor de revistas literarias. Poeta reconocido, escribió unos setenta libros, muchos infantiles y, algunos, relatos sobre animales que concibió a partir de las obras de Ernest SETON. Murió en Toronto.
Red-FoxEn la red se puede leer la
edición original en inglés.
Vida de un zorro: crecimiento, aprendizaje, encuentros con distintos animales y con los hombres de una granja cercana, emparejamiento, zorritos, etc. Como logra vencer a todos sus rivales y evadir, una y otra vez, las trampas que se le tienden, se acaba convirtiendo en un animal de leyenda, del que se cuentan toda clase de hazañas. Al final su suerte parece quebrarse cuando es capturado y destinado a ser la presa de una caza del zorro.
Narración excelente, dentro de la tradición canadiense de relatos que respiran amor por la naturaleza, de relatos sobre animales «a favor» de los animales. En su prólogo, el autor intenta justificar y explicar por qué presenta un animal casi con inteligencia y sentimientos humanos, y en el texto el narrador subrayará cómo el animal aprende del instinto pero también de la experiencia. El estilo es directo, las descripciones son claras y revelan un agudo espíritu de observación, los episodios tienen tensión y se suceden con orden.
Frente al zorro hay dos personajes de una granja que lo miran con admiración: The Boy y Jabe Smith. El muchacho llamaba cruel a Smith y Smith le llamaba chicken-hearted al chico, pero el narrador apunta que ninguna de las dos cosas eran ciertas. Jabe, afirma, era una persona con los sentimientos primitivos del cazador pero era también amable y compasivo con los animales. El muchacho, tenía una mayor empatía con los animales pero de ningún modo era cobarde si había que hacerles frente. El zorro, consciente de que Jabe era su verdadero enemigo y de que el muchacho lo mira con simpatía, evita siempre que puede al primero y observa con interés el comportamiento del segundo. Es un planteamiento que, narrativamente, asegura la identificación del lector joven; y, en otro orden de cosas, también hace justicia a las actitudes habituales de quienes son cazadores «naturales». Al final, con más experiencia de la vida, Red Fox pensará para sí mismo que hay otras criaturas humanas muy diferentes a esas que había conocido durante toda su juventud y madurez.
30 marzo, 2010