Ilustradora británica. 1938-. Nació en Ipswich, Suffolk. Escenógrafa e ilustradora. Casada con el también ilustrador John BURNINGHAM. Publicó su primer libro en 1967, después de haber tenido a su primera hija y al comprobar la escasez de álbumes para prelectores, salvo los excelentes de Dick BRUNA.
Vamos a cazar un osoTexto de
Michael ROSEN. Caracas: Ekaré, 1993; 36 pp.; trad. de Verónica Uribe; ISBN: 980-257-106-5. [
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Un padre y sus cuatro hijos salen a cazar un oso y deben atravesar un prado, —suish, suash—, un río, —gló, gló, glorogló—, una zona de barro —plochi, plochi, plop—, un bosque —túpiti, túpiti, tap—, una tormenta —¡suuu! ¡uuuu!…—, y entrar en una cueva…
El pato granjeroTexto de
Martin Waddell. Barcelona: Juventud, 2019; 32 pp.; trad. de Susana Tornero; ISBN: 978-84-261-4571-0. [
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Un granjero tirano explota la bondad de su pato, que es el que trabaja y lo hace todo, hasta que los demás animales se rebelan contra el granjero y liberan al pato.
Helen Oxenbury realiza unas ilustraciones humorísticas y frescas que conectan con la imaginación del niño y que confiesa extraer de su experiencia personal.
Su estilo se aprecia en Vamos a cazar un oso, una conocida canción infantil inglesa, propia de actividades de aire libre, que aquí se narra en versos simpáticos y con narrativas ilustraciones a doble página: dibujos a carboncillo que van con el texto principal y grandes acuarelas que van con los sonidos que corresponden a los escenarios que deben atravesar los protagonistas. El rápido regreso a casa del final se cuenta con ilustraciones más pequeñas, acumuladas en las páginas al modo de las viñetas de cómic con el fin de acelerar la lectura de acuerdo con el ritmo que marca de la historia. Es un cuento perfecto para leer en voz alta o para compartir con un niño y reproducir con él los efectos de sonido que se indican. Esto, unido a la fuerza que tienen las ilustraciones para sugerir una vida familiar alegre y animosa, puede convertir este álbum en uno de los cuentos que se recuerdan con afecto a lo largo de la vida y de los que siempre gusta tener en la biblioteca.
El pato granjero es un relato con un cierto aire a Rebelión en la granja —incluso podría titularse así perfectamente—, aunque aquí no hay conflicto posterior entre los animales y la rebelión se limita solo a echar al granjero y ayudar al pato. Lo que al lector pequeño le acaba importando es la simpatía que irradian los dibujos del resignado y voluntarioso protagonista y la magnífica construcción secuencial de la historia. La historia se cuenta con grandes dibujos a doble página, en los que siempre hay pequeños detalles divertidos para fijarse, salvo en algunas del comienzo en las que se presentan tres o cuatro momentos narrativos con el abrumador trabajo del héroe, y una del final en la que intervienen todos los animales. Las guardas muestran el mismo paisaje: invernal las del principio y veraniego las últimas.
Con otro registro, la ilustradora ha dedicado muchos álbumes de aprendizaje a los más pequeños. En el mercado español están los que componen la colección LOS LIBROS DEL CHIQUITÍN, algunos con sólo imágenes sin texto y otros con unos textos brevísimos. Están en Barcelona: Juventud, 2015, 7ª ed.; 14 pp. en cartoné. [Vista en amazon.es de A la cama, Amigos, Animales, Aprendiendo, Vistiéndose…]
Entre otros libros, ha puesto imágenes a una edición de Alicia en el país de las maravillas; al álbum Ten little fingers and ten little toes, con texto de Mem FOX; a La saltinadora gigante, con texto de Julia DONALDSON; a Esperamos un bebé, con texto de John BURNINGHAM; a Mucho mucho, con texto de Trish Cooke.
1 septiembre, 2008