RELATOS PARA LECTORES DE UNOS QUINCE AÑOS
1825. El talismán, Walter Scott. El interés que se dio en el siglo XIX por la recuperación romántica de la Edad Media estuvo en el origen de, y también fue debido a, novelas como esta. En el siglo XII, en Palestina, un cruzado escocés a las órdenes de Ricardo Corazón de León se hace amigo del mismo Saladino y consigue que su médico sea quien trate al rey Ricardo. Aunque las cruzadas no fueron como las dibujó Scott, sus héroes y heroínas tienen fuerza y sus elogios del honor y de la fidelidad, y su propuesta de respeto entre personas, razas y religiones, siguen siendo actuales.
1873–1875. Episodios Nacionales (primera serie), Benito Pérez Galdós. Diez novelas: Trafalgar, La corte de Carlos IV, El 19 de marzo y el 2 de mayo, Bailén, Napoleón en Chamartín, Zaragoza, Gerona, Cádiz, Juan Martín el Empecinado, La batalla de los Arapiles. Extraordinaria crónica de los comienzos del siglo XIX español — una gran saga que podríamos llamar histórica, costumbrista, de aventuras, de aprendizaje, de amor juvenil… — , en la que, sobre una trabajada reconstrucción de los años que duró la invasión napoleónica de España, se abre paso el amor juvenil del protagonista, Gabriel Araceli.
1886-1893. Secuestrado y Catriona, Robert Louis Stevenson. Novelas históricas al modo de Walter Scott. La primera, considerada por muchos la mejor novela de aventuras, cuenta el secuestro del joven David Balfour y su huida, junto con su amigo Alan Breck, para volver a su casa y reclamar sus derechos. En la segunda, David intenta dejar clara su inocencia y la de otra persona en un asesinato y, al mismo tiempo, se enamora se enamora de Catriona Drummond, nieta nada menos que de Rob Roy, y ambos tienen que huir un tiempo.
1949. La caravana de los niños, An Rutgers van der Loeff. Singular novela del Oeste basada en hechos reales. El año 1844, los Sager, padres y seis hijos, viajan en una caravana con rumbo a Oregón. En el camino nace una niña. Pocos días después, los padres fallecen y, cuando los jefes de la caravana cambian su objetivo, los Sager siguen solos para llegar a dónde querían ir sus padres. La fuerza de la novela se apoya, sobre todo, en cómo el mayor, Henry, de 14 años, que lleva el peso de las decisiones, va siendo cada vez más duro con sus hermanos para que no se rindan y continúen hacia delante.
1950. Yo Robot, Isaac Asimov. Colección de relatos cortos, amenos e intensos sobre la presencia, entre los hombres, de robots cada vez más sofisticados. Este libro, como las Crónicas marcianas de Bradbury, son buenos ejemplos de que los relatos cortos son los recipientes más apropiados para la ciencia-ficción, pues en ellos se pueden acentuar la sorpresa, la intensidad y la paradoja, y es legítimo y más fácil sortear las exégesis científicas arduas que siempre suelen restar credibilidad (para los entendidos) y agilidad (para los amantes de la narración).
1950. El camino, Miguel Delibes. Novela sobre el desgarro que producen el desarraigo y el crecimiento. Cuando llega el momento de abandonar su pueblo para irse a estudiar a la ciudad, Daniel, el Mochuelo, rememora su vida pasada. Delibes retrata con humor y agudeza un pueblo en la España de la posguerra pero, sobre todo, habla del momento crítico en el que un chico se da cuenta de que ha de abandonar el puerto seguro de la infancia.
1950. La vida nueva de Pedrito de Andía, Rafael Sánchez Mazas. Tal vez la mejor novela de amores juveniles escrita en castellano. Cuando llega su «novia» de la niñez, después de una ausencia de años, Pedrito descubre con horror que ahora es mucho más alta que él. Están plasmados con hondura psicológica los ideales románticos y nobles del protagonista, sus deseos de amor y de heroísmo, su carácter impulsivo y generoso.
1971. La señora Frisby y las ratas de Nimh, Robert C. O’Brien. La señora Frisby es una ratona de campo que ha de pedir auxilio a las enormes ratas que viven debajo del rosal. Éstas acceden al saber que es la viuda del señor Frisby, antiguo compañero suyo en un laboratorio. Original parábola en torno al deterioro del entorno y de las relaciones humanas en la sociedad competitiva en la que vivimos. Los esfuerzos de la heroica señora Frisby por defender a su familia, el plan de huida de las ratas, la historia de los experimentos que sufrieron y de su aprendizaje, están bien engarzadas en un relato teñido de ironía inteligente.
1973. Cruzada en jeans, Thea Beckmann. Relato de aventuras históricas a las que se accede a través de un marco de ciencia-ficción. Un chico holandés de quince años, Rudolf Hefting, es transportado mediante un alocado experimento al año 1212. Un error de cálculo lo sitúa en medio de la Cruzada de los Niños. Una vez allí, Rudolf acaba siendo el conductor de una expedición que atraviesa Europa. La trama es ágil, la reconstrucción histórica es respetuosa y los contrastes que van surgiendo entre la Edad Media y el siglo XX son equilibrados.
1973. Un saco de canicas, Joseph Joffo. París, año 1941. Dos chicos judíos, Joseph y Maurice, de diez y doce años, deben atravesar Francia solos para reunirse con sus padres y hermanos en Marsella. En todo momento deberán negar su condición de judíos. El narrador es un Joseph adulto, que va recordando todo con su visión de chico que va creciendo según avanza la guerra. Su relato tiene un estilo suelto y fluido. Tiñe los acontecimientos más dramáticos de buen humor y sentido positivo, muestra tanto la tragedia como el valor y la bondad de muchas personas, y hace verosímil su proceso de aprendizaje y maduración.
1988. El misterio Velázquez, Eliacer Cansino. Novela sobre un pacto fáustico. Nicolás Pertusato, un chico enano retratado en Las Meninas, escribe cómo llegó a figurar en el cuadro y los extraños incidentes de su realización. Su historia comienza cuando, con ocho años, es reclutado para servir en la Corte. Más adelante, Velázquez lo hace su protegido. Por voluntad de un extraño italiano llamado Nerval figurará en Las Meninas. Cuando Nicolás termina su narración, ocho días después de la muerte de Velázquez, tiene diecisiete años. Con un estilo preciso, ajustado a la época y a la persona que redacta, el autor construye una narración intrigante que abunda en el enigma de cómo Velázquez logró una obra tan poderosa que atrapa el tiempo.
1992. No soy un libro. Los trenes del verano, José María Merino. Novela de ciencia-ficción y de amor por los libros. Juan Luis, Piri y Marta emprenden un viaje veraniego por Europa. Cuando llegan a París les suceden insólitos acontecimientos, causados por la interferencia con otro mundo paralelo en el que habitan seres parecidos a ellos pero no exactamente iguales. Relato que se desarrolla en dos planos, separados también tipográficamente. Este juego imprime ritmo a la narración, por debajo de la cual se sugieren muchas cosas: cada uno de nosotros y cada novela es un mundo paralelo en los que podemos entrar si nos esforzamos…
1993. Aparición del eterno femenino contada por S. M. el Rey, Álvaro Pombo. Con un lenguaje sabio e ingenuo, culto y popular, un locuaz chaval de doce años, Ceporro, alias El Rey, habla de su vida en la casona familiar de su abuela, en el Norte de España, a mediados del siglo XX. Las relaciones con su primo El Chino se alteran cuando una tía, que vive abajo, adopta a Elke, una niña alemana, huérfana de guerra. Desternillante relato de acercamiento a la infancia que también es un tapiz realista de un ambiente y una época. Pombo emplea con talento literario y agudeza psicológica la perspectiva del niño que, a través de una supuesta narración oral, al tiempo que cuenta lo que le ocurre muestra su portentosa imaginación.
1994. La Expedición del Pacífico, Marilar Aleixandre. Novela de aventuras científicas y marineras en el XIX cuyo protagonista y narrador es una chica que no deja de hacerse reflexiones sobre la condición de las mujeres de la época. En 1862 ocho naturalistas embarcan rumbo a Sudamérica. Entre ellos va, como polizón, Emilia Goianes, de trece años, cuyo hermano es uno de los científicos. Contra el fondo del paisaje político de la España de la época, la autora construye una trama verniana en la que, tomando pie de una expedición real, da descripciones científicas precisas y acertadas pinceladas sobre la maduración de la heroína.
2007. El camino de Sherlock, Andrea Ferrari. Un chico superdotado cuenta su vida. Señala sus dificultades de trato con los demás y cómo se aficionó a las historias de Sherlock Holmes. Por otro lado narra unos asesinatos que han tenido lugar en los últimos meses y sus conjeturas al respecto, hasta que, finalmente, cree tener la solución y actúa. Novela estructurada con saltos atrás y adelante para contar alternadamente los crímenes del presente y los sucesos del pasado. El narrador es atrayente porque, aunque a veces sea pedante y altivo como Holmes, suenan graciosas y resultan oportunas las citas con las que arma muchas respuestas.
2007. Flavia de los extraños talentos, Alan Bradley. En 1950, en una gran casa de una pequeña ciudad inglesa, vive la familia De Luce: el padre, viudo y filatelista; las hijas mayores, lectoras de novelones; y la protagonista y narradora, Flavia, absorta en un laboratorio heredado de su madre fallecida. Un día, Flavia oye una violenta y confusa conversación entre su padre y un desconocido a quien encuentra moribundo a la mañana siguiente. Al principio la novela parece tener aires góticos pero luego es un relato policial que aclara los misterios del presente y algunos del pasado. Flavia cuenta las cosas muy bien, tiene unos abrumadores conocimientos de química, y es descarada, mentirosa, entrometida e insistente hasta decir basta.
2011. Maravillas, Brian Selznick. En la primera parte hay dos hilos narrativos: uno, en 1977, se cuenta con palabras y sigue a Ben, un chico cuya madre ha fallecido y que además se queda sordo; y otro, que comienza en 1927, se desarrolla sólo con imágenes a doble página y sigue a Rose, una chica sordomuda que colecciona recortes de prensa de una actriz famosa. La segunda parte une a Rose y a Ben en el Museo de Historia Natural de Nueva York, una en busca de su madre y otro en busca de su padre. El texto está bien escrito y las imágenes, dibujos a carboncillo, son excelentes. La historia es dickensiana en los dramas personales que plantea y en las coincidencias que se dan.
2013. Zoom, Andrea Ferrari. Relato que comienza cuando Ana, una chica de 17 años, lee una noticia en la que se cuenta cómo el Papá Noel de una tienda de juguetes actuó con extraordinaria rapidez para salvar de morir atropellado a un pequeño malabarista. A partir de ahí, averiguamos que el padre de Ana murió hace poco; que su madre gana un sueldo miserable; que su silenciosa hermanita Cecilia, pasa tiempo con una generosa vecina; y que Ana se plantea ganar dinero en la campaña de Navidad ofreciéndose para trabajar como Papá Noel en la tienda. Historia intrigante y cordial a la vez, muy bien construida. Mete al lector en los mundos interiores de sus personajes y aviva continuamente los deseos de pasar la página.
2013. No es invisible, Marcus Sedgwick. Novela puzle y filosófica. La narradora, Laureth, una chica ciega de dieciséis años, necesita que su hermano Benjamin, de siete años, la guíe de modo que nadie se dé cuenta de su ceguera y pueda tomar un avión de Londres a Nueva York, donde espera encontrar a su padre, que ha desaparecido. Laureth no hace descripciones de lo que cualquiera vería, sino de sonidos y olores, y su narración va siguiendo su hilo de recuerdos y pensamientos, las conjeturas que hace y las tácticas que usa para que, a su alrededor, nadie descubra su ceguera.