La lealtad de Beowulf

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La lealtad de Beowulf

Beowulf es un poema épico anglosajón anónimo escrito en inglés antiguo que Tolkien tradujo al inglés moderno hacia 1926. Hace unos años Christopher Tolkien publicó un libro con esa traducción y que contiene, además del prólogo y de sus notas, una introducción de Tolkien al poema y los comentarios que preparó para sus clases sobre todos los pasajes y palabras discutidas, algo que da idea, dice el editor, de cómo su padre, «a partir de un pequeño detalle gramatical etimológico era capaz de extraer grandes conclusiones». En el libro se incluyen también unas versiones que hizo Tolkien, se supone que hacia los años 30, de las posibles componentes básicas del poema: Sellic Spell, un «cuento maravilloso» en el que se sugiere cómo podría haber sido un cuento popular sobre un personaje como Beowulf sin conexión con las «leyendas históricas» de los reinos del Norte, y El Lay de Beowulf, otra presentación del relato en forma de una balada que puede ser cantada.

Beowulf, el nombre del protagonista, tiene dos partes. La primera sucede cuando, siendo joven, el héroe se ofrece a los daneses para enfrentarse a un monstruo que los aterraba, Grendel, y, después de matarlo, tiene que hacer lo mismo con su no menos terrorífica madre. La segunda parte, cuando Beowulf es ya el rey de su pueblo, los gautas, ha de volver a enfrentarse a otro feroz dragón. Explica Tolkien en su comentario que el manuscrito que nos ha llegado con el poema es del año 1000, aproximadamente, unos doscientos cincuenta años después de que se compusiera; discute cuáles son sus fuentes orales y literarias probables, y qué clase de persona debió ser su autor. Y, según cuenta Christopher Tolkien, su padre al principio intentó una traducción completa en verso aliterado, imitando las formas regulares de la poesía antigua, pero abandonó ese plan y «decidió hacer una traducción tan fiel como pudo al significado exacto y en detalle del poema en inglés antiguo, mucho más fiel de lo que nunca se podría lograr por medio de una traducción al «verso aliterado», pero a pesar de ello conservando cierta indicación del ritmo del original».

Hay versiones diferentes y de distinto tipo basadas en el poema original, como Grendel, una narración en la que John Gardner emplea como narrador al primer dragón que derrotó Beowulf; o como la espectacular y sofisticada versión en cómic que firman un experto guionista como Santiago García y un extraordinario dibujante como David Rubin. Son ambas valiosas pero creo que, sin conocer el original, y sin caer en la cuenta de algunas cosas que explica Tolkien en sus comentarios, no se acaba de comprender bien la importancia y el atractivo de la historia. En particular, señala Tolkien que gran parte de Beowulf «ya era conocido y popular entre el tipo de personas a las que se dirigía» pero que «resulta evidente que el poeta lo volvió a narrar con un propósito intencionado». Y a continuación escribe una alocución que podría haber dirigido el autor de Beowulf a sus oyentes medievales para decirles qué clase de de héroe fue Beowulf (y uno no puede menos de pensar en otros héroes tolkienianos):

«Existe un único Dios, soberano supremo del mundo, y verdadero Rey de la Humanidad. A través de Él son gobernados todos los acontecimientos (…). De Él proceden todas las cosas buenas y dones (incluidos el valor y la fuerza). Esto siempre ha sido así. También era así en los días de los padres de vuestros padres. Es más, ellos lo sabían, al igual que todos los descendientes de Adán, a no ser que fueran seducidos por el diablo y cayeran presos de la desesperanza en tiempos aciagos. Los hombres buenos y sabios de aquellos tiempos temían a Dios y lo alababan.

»Aquí os presento al gran guerrero Beowulf. Lo admiráis. Era digno de ello. Dios le dio el don asombroso de una fuerza más que humana —él lo reconoció como un don—. De niño era impetuoso y temerario, claro está, y disfrutaba alardeando de su fuerza. Pero ahora ya es hombre. Todavía es orgulloso y tiene confianza en sí mismo, lo cual no resulta extraño en uno tan indomable, pero es consciente de Dios. Veréis que, a pesar de sus deseos de gloria y de la aprobación de buenos hombres, el enaltecimiento propio no es su principal objetivo. Puede ganarse la gloria a través de sus hazañas, pero de hecho realiza todas ellas como un servicio para otros. Su primera gran hazaña es la victoria sobre un monstruo que había traído innumerables aflicciones a Hrothgar y su gente: Grendel (…). Sus otras hazañas se llevan a cabo como un servicio para su rey y su pueblo: muere defendiéndolos. Para Beowulf, Beowulf no es lo primero. Es leal, incluso cuando la lealtad juega en su contra. También admiráis la lealtad, aunque hoy en día se practique menos que el coraje y la emulación.

»Era el primo del rey. Cuando Hygelac echó su vida a perder junto con la mayoría de sus tropas en una incursión precipitada en territorios francos, sólo dejó a un niño, Heardred, como heredero. Beowulf era el principal noble y el guerrero más grande del reino, pero él (a diferencia de Hróðulf, que es ensalzado en las historias) no trató de apartarlo del trono, a pesar de que una lucha contra los suecos era inminente. Sucedió a Heardred en el trono sólo cuando éste fue matado por los suecos; ayudó a restablecer el reino y murió mientras lo liberaba de un monstruo aún más grande y terrible que Grendel.

»Ésta, por lo tanto, es una historia sobre un gran guerrero del pasado, que usó los dones que Dios le había dado, de coraje, fuerza y linaje, de manera justa y noble. Pudo haber sido feroz en la batalla, pero al tratar con hombres no era injusto ni despótico, y fue recordado [en las últimas líneas del poema, como el más generoso y el más amable de los hombres, y el mejor protector de su pueblo y el más ansioso por el honor, de entre todos los reyes de la tierra]. Vivió hace mucho tiempo, y en sus tiempos y su reino no habían llegado las noticias de Cristo. Dios parecía lejano, y el diablo estaba cerca; los hombres carecían de esperanza. Murió triste, temiendo la ira de Dios. Pero Dios es misericordioso. Y también a vosotros, que ahora sois jóvenes e impacientes, os llegará la muerte algún día, pero vosotros tenéis la esperanza del Cielo, si usáis los dones según la voluntad de Dios (…)».

Sin embargo, continúa Tolkien, «para poder presentar este «mensaje» en sus propios tiempos, el poeta tuvo que recalcarlo constantemente en su historia, recordando que Dios es Soberano, Dador y Juez. Pudo haberlo hecho con más frecuencia de lo necesario, o más de lo que nosotros consideramos necesario, en ocasiones incluso inoportunamente, pero la historia no iba dirigida a nosotros. Podemos afirmar con bastante seguridad que lo que escribió causó una poderosa impresión en sus tiempos, y fue leído todavía mucho tiempo después. Una recompensa (que seguramente no podría haber esperado) le fue concedida: su trabajo sería el texto poético en inglés antiguo más importante de todo lo que ha sobrevivido a la ruina del tiempo, y su lectura sigue siendo provechosa en sí misma, más allá de su valor adquirido de funcionar como una ventana hacia el pasado. Un castigo por sus defectos menores (que no se merecía) es que hombres ignorantes, incluso de su propia religión, se burlasen de él, o lo llamasen una obra «de poca monta». El hecho de que hoy en día su trabajo no pueda ser leído sin problemas, ni comprendido y valorado en detalle sin un esfuerzo sostenido, se debe al wyrd [o destino] bajo Dios, el destino de todos los hombres de vivir por un tiempo breve en un mundo en el que todo se marchita y queda relegado al olvido. La lengua inglesa ha cambiado —pero ¡no ha mejorado, necesariamente!— a lo largo de mil años. Wyrd ha llevado al olvido casi todo lo que tenía esa lengua; pero Beowulf ha sobrevivido; por un tiempo, mientras la erudición goce de un lugar de privilegio en su país. ¿Por cuánto tiempo? God ána wát» [sólo Dios lo sabe].

Beowulf: Traducción y comentario (Beowulf: A Translation and Commentary, 2014). Barcelona: Minotauro, 2015; 384 pp.; col. Biblioteca J. J. R. Tolkien; trad. de Martin Simonson y Nur Ferrante; ISBN: 978-8445002605. [Vista del libro en amazon.es]
John Gardner. Grendel (1971). San Sebastián: Meetook, 2009; 192 pp.; trad. de Jon Bilbao; ISBN: 978-8493596460. [
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David Rubin. Beowulf (2014). Guión de Santiago García. Bilbao: Astiberri, 2014; 200 pp.; col. Sillón orejero; ISBN: 978-8415685357. [
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24 enero, 2020
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