He leído Antares, novela marinera de Francisco Díaz Valladares, a raíz de este buen comentario de Darabuc, donde se apuntan reflexiones interesantes. El hilo de la historia, que se dice allí con más detalle, es que una chica termina embarcada en el remolcador que capitanea su padre, sin que él lo sepa, justo cuando se dirige a rescatar a un pesquero desconocido y se avecina una tormenta. El relato gustará a quienes son aficionados al género. La narración es buena, el argumento tiene tensión, hay información sobre las interioridades del barco y sobre el funcionamiento de las mafias que introducen inmigrantes africanos en España. Además, está conseguida la, por momentos, irritante protagonista, que es quien cuenta lo sucedido unos años después.
Es cierto que a una parte de los lectores jóvenes actuales la lectura les puede costar. Esto se debe, creo, primero a que muchos llevan mal que se les narren por escrito cosas que preferirían ver —recorridos por el barco sobre todo—, aunque también se puede pensar que bastantes pormenores podrían suprimirse sin detrimento de la narración, pero que los expertos en barcos echarían de menos. Pero, sobre todo, se debe a que los niveles de crudeza en mucha novela juvenil actual son muy altos y los lectores acusan cualquier descenso a los niveles propios de aventuras construidas al modo de las antiguas, como es el caso. Sea como sea, escenas de acción y violencia no faltan y la novela es entretenida.
Francisco Díaz Valladares. Antares (2012). Zaragoza: Edelvives, 2012; 214 pp.; col. Alandar; ISBN: 978-84-263-8605-2.