Hace años leí las novelas más conocidas de Raymond Chandler —El sueño eterno y El largo adiós— que, al menos en mi recuerdo, permanecieron como parecidas pero inferiores a Cosecha roja de Dashiell Hammet, que también leí por la misma época. He vuelto a reencontrarme con el género, que no he frecuentado mucho, con La rubia de ojos negros, de Benjamin Black, firma de John Banville para novelas como esta.
Según parece, los herederos de Chandler invitaron a Banville a escribir una nueva historia de su detective Marlowe y el resultado es excelente: sin duda la plantilla está más que contrastada pero la imitación es de alta calidad. La narración es buena, la trama es tensa —aunque ya se sepa que Marlowe recibirá varias palizas y que la chica tiene un secreto—, y los diálogos son chispeantes —demasiado, pero es algo que acepto bien cuando se trata de una sola novela aunque me cansaría si leyera varias parecidas seguidas—.
En especial son graciosas (o a mí me hacen gracia) las observaciones del estilo «cogí mi pipa y me entretuve con ella, sacando los restos de tabaco de la cazoleta y haciendo todo lo preciso para limpiarla. Una pipa es un artículo muy útil cuando quieres parecer inteligente y reflexivo». No importa que los personajes sean como postes que dan réplicas excelentes, pues de eso es de lo que se trata, por lo que no extraña nada que un mafioso comente, como si tal cosa, que «la contaminación y la neblina de esta ciudad hacen estragos en mis vías respiratorias».
Benjamin Black. La rubia de ojos negros. Una novela de Philip Marlowe (The Black Eyes Bloonde: A Philip Marlowe Novel, 2014). Madrid: Alfaguara, 2014; 336 pp.; trad. de Nuria Barrios; ISBN: 978-84-204-1692-2. [Vista del libro en amazon.es]