Algunos trucos de composición literaria que Borges confesaba:
—[Al recontar un hecho sucedido hace mucho tiempo suelo ejecutar] «un viejo truco literario, el truco de simular que no sé absolutamente nada sobre muchas cosas, de modo que el lector crea en las otras».
—«En un relato me permito hacer (…) observaciones menores, de vez en cuando, a fin de evitar referir una historia totalmente desnuda o despojada».
—«Supongo que todos los escritores tienen que [atenuar las cosas], ya que si cuentan una historia improbable de una manera improbable, eso es decididamente descorazonador».
—«Yo creo que uno debería narrar los hechos como si no los entendiera del todo, puesto que así es la realidad. Si ustedes exponen un hecho dado y luego aseguran no saber nada en absoluto acerca de un segundo elemento, eso hace del primero un hecho real, ya que le otorga a la totalidad una existencia más extensa».
—«Se puede contar una historia sin ser muy vívido o visual. De hecho, yo pienso que si uno es muy vívido, está en efecto creando irrealidad, porque el hecho de ver las cosas de esa forma las desdibuja».
—[A veces doy mi propio nombre a un personaje del relato]. «Desde luego, no pretendo hacer una sátira de mí mismo. Es un viejo truco literario; lo mismo hizo Boswell cuando escribió La vida de Samuel Johnson. Hizo de él un personaje ridículo, pero no lo era. Boswell era un hombre muy inteligente».
—«No digo «el hombre es ciego», porque ese sería un enunciado algo amplio, sería muy afirmativo. Digo, en cambio, «el hombre, quien, dicho sea de paso, es ciego», y eso lo hace, creo, más eficaz. Es una voz diferente. Uno tiene que ir administrando la información a medida que avanza».
Jorge Luis Borges. El aprendizaje del escritor (1971-2015). Barcelona: Debolsillo, 2015; 176 pp.; col. Contemporánea; edición de Thomas di Giovanni, Daniel Halpern y Frank MacShane; trad. de Julián E. Ezquerra; ISBN: 978-8490625569. [Vista del libro en amazon.es]