El artista ama sus limitaciones

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Alguna vez que le comentaron a Katherine Paterson que seguramente habría escrito más o mejores novelas si no hubiera tenido las limitaciones que le supusieron sus cuatro hijos, ella respondió con gran sensatez que tales limitaciones son justamente las que han dado forma a su vida y de ningún modo querría no haberlas tenido. De la misma manera, tampoco se ha sentido nunca condicionada por escribir literatura infantil-juvenil: «Oh, William, ¿no te parece que las catorce líneas rimadas de un soneto son una prisión? Ah, Pablo, cuánto mejor si no estuvieras limitado por los bordes del lienzo…», comentaba con ironía. Podría haber recordado a Chesterton en Ortodoxia, cuando apunta que «entrar en el terreno de los hechos es entrar en el mundo de los límites. (…) No pretendamos, como esos torpes demagogos, entusiasmar a los triángulos a que se emancipen de la tiranía de sus tres lados. (…) El artista ama sus limitaciones; ellas integran la calidad de su obra. El pintor se alegra de que el lienzo sea plano; el escultor, de la palidez de la arcilla».

Katherine Paterson. The Invisible Child: on reading and writing books for children (2001). New York: Dutton Children’s Books, 2001; 267 pp.; ISBN: 0-525-46482-4.
G. K. Chesterton. Ortodoxia (Orthodoxy, 1908). Barcelona: Alta Fulla, 2000, 2ª ed.; 187 pp.; col. Ad litteram; trad. de Alfonso Reyes; ISBN 10: 84-7900-123-2.

11 septiembre, 2005
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