Joseph Ratzinger: «La religión existe precisamente para integrar al hombre en la totalidad de su ser, para vincular entre sí el sentimiento, el entendimiento y la voluntad; para que estas facultades se comuniquen unas con otras y para dar una respuesta al desafío planteado por el todo, el desafío que suscita la vida y la muerte, la comunidad y el “yo”, el presente y el futuro. La religión no debe arrogarse la pretensión de solucionar problemas que poseen sus propias leyes, pero debe capacitar para adoptar decisiones últimas, en las que esté en juego siempre la totalidad del hombre y del mundo. Sin embargo, hoy vivimos una situación desgraciada, en la que dividimos el mundo sectorialmente, y con ello podemos disponer de él pensando y actuando en una forma que difícilmente se había alcanzado hasta ahora. Pero quedan siempre sin respuesta las preguntas insoslayables acerca de la verdad y del valor, acerca de la vida y de la muerte.
La crisis de la actualidad consiste precisamente en que quedan sin comunicación el ámbito subjetivo y el objetivo, en que la razón y el sentimiento se van distanciando y de esta manera ambos enferman. Porque la razón, especializada sectorialmente, es enormemente poderosa y capaz de grandes rendimientos, pero, por ser la estandarización de un tipo único de certidumbre y racionalidad, no permite penetrar con la mirada en las preguntas fundamentales del hombre. De ahí se sigue una hipertrofia en el ámbito del conocimiento tecnológico y pragmático, que lleva consigo una reducción en el ámbito de los fundamentos; con ello se altera el equilibrio, y resulta una alteración que puede ser fatal para lo humano».
Joseph Ratzinger. Fe, verdad y tolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo (Glaube, Warheit, Toleranz. Das Christentum und die Weltreligionen, 2003). Salamanca: Sígueme, 2006, 6ª ed.; 237 pp.; trad. de Constantino Ruiz Garrido; ISBN: 84-301-1519-6.