Wisława Szymborska: «Sueño algunas veces con situaciones imposibles. Me imagino, por ejemplo, en mi impertinencia, que tengo la posibilidad de hablar con el Eclesiastés, autor de tan conmovedor lamento frente a la vanidad de toda actividad humana. Le haría una profunda reverencia porque no cabe la menor duda de que es uno de los más importantes poetas, por lo menos para mí. Pero después lo cogería de la mano. “Nada nuevo bajo el sol”, dijiste, Eclesiastés. Pero si tú mismo naciste nuevo bajo el sol. Y el poema del cual eres autor también es nuevo bajo el sol porque nadie lo escribió antes que tú. Y nuevos bajo el sol son todos tus lectores, porque quienes vivieron antes que tú está claro que no pudieron leerlo. Tampoco el ciprés bajo cuya sombra te sentaste crece aquí desde el principio de los tiempos. Nació de otro ciprés similar, pero no exactamente igual al tuyo. Y además querría preguntarte, Eclesiastés, qué cosa nueva bajo el sol piensas escribir ahora. ¿Se tratará de algo que complete tus pensamientos o más bien, después de todo, tienes la tentación de rectificar alguno de ellos? En tu anterior poema percibiste también la alegría, ¿qué importa que sea pasajera? Así pues, ¿será ella el tema de tu poema nuevo bajo el sol? ¿Tienes ya algunas notas, los primeros esbozos? ¡No irás a decir: “Lo he escrito todo, no tengo nada que añadir”! Eso no lo puede decir ningún poeta en el mundo, y qué decir de uno tan grande como tú».
Wisława Szymborska. En El poeta y el mundo, discurso de recepción del Premio Nobel, contenido en El gran número, Fin y principio y otros poemas. Madrid: Hiperión, 1997; 197 pp.; col. Poesía Hiperión; edición al cuidado de María Filipowicz-Rudek y Juan Carlos Vidal; estudio introductorio de Malgorzata Baranowska; ISBN: 84-7517-524-4.