Divertirse hasta morir (y 2)

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Divertirse hasta morir (y 2)

Explicaba Neil Postman en Divertirse hasta morir la diferencia entre una cultura centrada en la palabra y una cultura centrada en la imagen señalando cómo, en el pasado, si alguien hablaba de grandes hombres públicos (abogados, políticos, predicadores, hombres de ciencia…), pensaba en sus posiciones públicas y en sus argumentos de acuerdo con lo que había leído en los libros. En cambio, decía, cuando pensamos hoy en algún personaje público de la misma clase, lo primero que viene a nuestra mente es una imagen, una cara en la pantalla de la televisión. En cualquier caso, y como afirmaba el mismo autor, no medimos una cultura por su producción de trivialidades, sino por lo que se juzga significativo: esto no arregla el presente pero da una cierta confianza en el futuro.

 

22 octubre, 2006
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