Yo voy, tú vas, él va

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Yo voy, tú vas, él va

De Yo voy, tú vas, él va, de Jenny Erpenbeck, me han gustado su contenido, su fondo, y el buen trabajo que se ve detrás de la confección de la novela (de la que aquí hay un comentario). Pero no me han convencido ni su forma —narración en presente, uso habitual de la tercera persona en estilo indirecto, frases cortas y repeticiones, falta de marcas de diálogos—, ni su construcción —en la que se acumulan personajes e historias alrededor del protagonista—. Se puede suponer, sin embargo, que las sensaciones que se provocan en el lector como consecuencia de tales opciones estilísticas y constructivas —de inmediatez y de falta de perspectiva, de confusión y de mundo descontrolado…—, son precisamente las que se buscan.

El protagonista es Richard, un catedrático de filología clásica berlinés, sin hijos, recién separado y recién jubilado. Entabla relación con unos refugiados africanos y, poco a poco, va interesándose por ellos, ayudándoles, y contrastando sus actitudes ante la vida frente a la suya: son personas que dan las gracias y que confían en Dios a pesar de sus problemas. El relato pone de manifiesto, por medio de sucesos y anécdotas sencillas, la importancia de hacerse cargo, de verdad, de lo que ocurre: a un refugiado que parece estar mal de la cabeza, en una revisión médica se descubre que tenía una caries que debía ser dolorosísima, y el narrador comenta que, «como sucede tan a menudo, la consulta pone de manifiesto que todo consiste en hacer las preguntas adecuadas».

La novela también tiene algo de catálogo de las excusas genéricas que con frecuencia se ponen para no echar una mano a quienes uno tiene al lado: «aunque los ayudemos el problema no quedará solucionado»; «alojándolos no les haríamos ningún favor pues en esa zona hay un montón de nazis»; «aunque puedan dormir en nuestras instalaciones, ¿de qué van a vivir?»; «lo haríamos si fuera por un tiempo, pero no se ve final a la situación», etc. Recordé, al leerlas, la situación de un personaje de Evelyn Waugh, que puse en Caballerosidad andante, en la que replica: «no puedo hacer nada por todos esos otros [casos]. Este es el único caso en que puedo ayudar».

Jenny Erpenbeck. Yo voy, tú vas, él va (Gehen, Ging, Gegangen, 2015). Barcelona: Anagrama, 2018; 332 pp.; col. Panorama de narrativas; trad. de Francesc Rovira; ISBN: 978-84-339-8016-8. [Vista del libro en amazon.es]

 

22 marzo, 2019
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