Escribía Dostoievski, cuando estaba inmerso en la escritura de la desigual pero excepcional El idiota, que «de las figuras bellas de la literatura cristiana, la más completa es la de Don Quijote. Pero sólo es bueno porque al mismo tiempo es ridículo. También es ridícula la figura del Pickwick de Dickens (concepción infinitamente menor a la de Don Quijote, pero, aún así, enorme), y esa es la única razón de que triunfe. La compasión hacia el hombre bello que es ridiculizado y que no tiene conciencia de su propio valor despierta la simpatía del lector. Y esta capacidad de despertar compasión es el secreto del humorismo. Jean Valjean constituye otro poderoso intento, pero despierta la simpatía por causa de su terrible infortunio y de las injusticias que con él comete la sociedad. Pero no hay nada de esa índole en mi novela y por ello tengo un miedo terrible de que sea un auténtico fracaso».
Joseph Frank. Dostoievski. Los años milagrosos, 1865-1871 (Dostoevski. The Miraculous Years, 1995). México: Fondo de Cultura Económica, 1997; 575 pp.; col. Lengua y estudios literarios; trad. de Mónica Utrilla; ISBN: 968-16-5155-3.