Capital, de John Lanchester, es una novela larga y entretenida, centrada en las personas que viven en la calle londinense de Pepys Road. Se compone de cuatro partes, decrecientes en extensión: Diciembre de 2007, abril de 2008, agosto de 2008, noviembre de 2008. Después de un excelente prólogo explicativo sobre cómo vivir en esa calle había llegado a ser un símbolo de estatus social en Londres, se cuenta la vida de algunos vecinos, junto con sus familiares y gentes que se relacionan con ellos por distintos motivos.
Los capítulos no son muy largos y cada uno está enfocado en algún personaje. Los más importantes son Roger, un ejecutivo de la City que gana mucho dinero, y su mujer Arabella, que lo gasta sin control alguno; Petunia, una mujer mayor que vive sola y a la que detectan un tumor maligno; y un matrimonio pakistaní, Ahmed y Rohinka, que llevan una tienda. Además, entre otros, entran en escena la hija de Petunia y, sobre todo, su nieto Smitty, un artista callejero con mucho éxito pero desconocido (a lo Bansky); Zbigniew, un trabajador polaco que hace arreglos de todo tipo; Freddy Kamo, un joven futbolista senegalés fichado por el Arsenal, al que alojan en una de las casas de la calle, junto con su padre; la controladora del aparcamiento de la calle, Quentine Mkfesi, máster en Ciencias Políticas en Zimbaue pero ahora refugiada sin papeles en Londres; los jóvenes hermanos de Ahmed, uno vividor y otro fundamentalista… La narración comienza cuando, a todas las casas, llega una postal anónima, con la foto de la fachada correspondiente, donde se dice «Queremos Lo Que Usted Tiene».
El autor se distingue por su talento narrativo y por su excepcional don para presentar con viveza a personajes de orígenes y mentalidades variados. Lo que acaba enganchando al lector no es el hilo argumental que se anuncia, que pronto se verá que es más bien endeble, sino los sucesos de distinto tipo que van ocurriendo a los protagonistas. Tampoco el interés está en que se produzca una gran evolución de las personalidades, cosa que no sucede aunque haya casos en los que se dan cambios importantes en sus vidas, sino en la calidad de las descripciones. Además, son muchas las observaciones incidentales interesantes. Así, cuando Petunia está en la consulta y el narrador habla del médico, se señala cómo «sus demoras, sus prisas, su impaciencia, todo en él estaba calculado para dar a entender que era un ciudadano más valioso que sus interlocutores, fuesen quienes fuesen». O, al hablar de las dificultades que tienen Smitty y su madre para entenderse, indica que Smitty, «de su trato con ella había aprendido la siguiente verdad: la persona que se preocupa por otra lo vive como una forma de amor; la persona objeto de la preocupación lo vive como una forma de control».
John Lanchester. Capital (Capital, 2012). Barcelona: Anagrama, 2013; 597 pp.; trad. de Antonio-Prometeo Moya; ISBN: 978-84-339-7863-9.