Teatro, de Ricardo Henriques, es un diccionario de términos teatrales ilustrado por André Letria. En él, algunas veces con tono de broma, unas voces dan una información histórica básica —sobre autores, actores, obras—; otras la dan acerca de los distintos tipos de teatro que hay en unas y otras culturas; otras están relacionadas con el trabajo de directores, actores y técnicos; también las hay sobre costumbres y curiosidades propias del mundo de la escena; y no faltan consideraciones de otra clase, por ejemplo sobre la importancia y el interés del teatro.
Aunque algunas veces se hacen propuestas de actividades para niños o lectores jóvenes el libro es para todas las edades. Más aún: tiene muchos contenidos técnicos o históricos, bien explicados, y se hacen algunas propuestas, por ejemplo de ver o leer algo, que sólo apreciarán en su justa medida los ya conocedores de la cuestión o los verdaderamente interesados en seguir las sugerentes pistas que los autores dejan. Todo se presenta con dos tipos de recuadros: los que contienen las voces propias del diccionario y otros en los que se proponen cosas; estos últimos, con letra estrecha y alta de color amarillento, no son de lectura cómoda para cualquiera.
Algunos textos, tomados de voces no exclusivamente teatrales, pueden dar idea del tono y algunos contenidos del libro. Así:
Hombre. «Es el único animal que hace teatro. ¿Por qué? Porque necesita rituales y preservar la memoria, porque necesita distraerse y concentrarse, porque necesita fantasía y verdad, porque el escenario es la eterna metáfora de la vida. Porque necesita máscaras para ser él mismo»…
Máscara: «El origen de la palabra podría venir del castellano “más que la cara”, que es precisamente aquello que la máscara permite: tener más caras aparte de aquella con la que se nace. Máscara en latín quiere decir persona, lo que dio origen a la palabra personaje».
Momento: «Una película es siempre igual, el teatro es siempre irrepetible».
Memoria: «El teatro es como las nueces: bueno para la memoria. Gracias a él es posible recordar los hábitos, miedos, prejuicios, conquistas, derrotas, alegrías, dilemas, héroes y cobardes de otros tiempos. El teatro también es el arte de la memorización. A través de lecturas y ensayos sucesivos, los actores terminan sabiendo el texto de memoria, de cabo a rabo»
Suerte: «Esta palabra no se puede pronunciar. En el teatro hay espíritus maliciosos a la escucha, capaces de todo con tal de contrariar a la gente. Por lo tanto, desear buena suerte es mala idea, pero desear algo opuesto y desafortunado como “pártete una pierna” ya no es problema. Se cuenta que esta expresión, de origen inglés, puede estar relacionada con los tiempos de Shakespeare, cuando break a leg significaba doblar una pierna, algo que los actores hacían varias veces en los agradecimientos finales, si la obra les salía muy bien».
Ricardo Henriques. Teatro (2016). Barcelona: Ekaré, 2016; 76 pp.; ilustraciones de André Letria; ISBN: 978-84-944959-9-1. [Vista del libro en amazon.es]