Hace pocos meses se publicó en castellano el segundo libro protagonizado por Biggles, el personaje creado por W. E. Johns, titulado Biggles en Oriente. Quienes lo pasaron bien leyendo el primero, lo pasarán mejor en el segundo pues, esta vez, el autor no presenta sólo una sucesión de hazañas del héroe sino que le pone delante un enemigo a su nivel y tensa su historia con un buen hilo conductor.
Biggles accede, muy a su disgusto, a ser espía en una base alemana en Palestina ocupando el papel que debía desempeñar allí un desertor inglés. Se gana pronto al jefe de la base, el conde Von Faubourg, pero no así a su temible jefe de estado mayor, Eric von Stalheim. Las zancadillas de von Stalheim para pillar a Biggles en un traspiés le hacen desarrollar, más todavía, su asombrosa capacidad de caer siempre de pie. Naturalmente, tendrá oportunidades de poner de manifiesto sus dotes portentosas para los combates aéreos, en especial cuando aparece por la base un presuntuoso aviador alemán.
Los entusiastas de los aviones antiguos disfrutarán y quienes deseen ver a un héroe de los de antes, también. Además, la historia tiene interés para los que desean fijarse en cómo se ha de armar un relato de acción en el que no hay pausa y en el que se suceden los momentos de tensión. Igual que vemos en cualquier thriller, también aquí comprobamos cómo las imágenes que usa el narrador se corresponden con la tecnología de la época: «el cerebro del británico, que parecía haber decaído como un motor cuyas bujías dejan de producir chispas, volvió a acelerarse al máximo».
Naturalmente, no faltan los detalles de buen humor típicos del género que también son guiños de complicidad a distintas clases de lectores. Así, el narrador nos indica que Biggles «era un hombre demasiado práctico para dejarse impresionar por los lazos históricos del suelo que estaba pisando, y que en otros tiempos habían hollado Jenofonte y sus arrojados Diez Mil, Alejandro Magno, no pocos generales romanos, y cruzados al frente de huestes armadas; pero sí que era consciente de la vaga depresión que resulta, en muchas ocasiones, del contacto con la antigüedad más remota.
—No me extraña que los que se pierden en el desierto acaben majaretas —se dijo en voz baja…»
W. E. Johns. Biggles en Oriente (Biggles Flies East, 1935). Barcelona: Edhasa, 2011; 320 pp.; trad. de David León Gómez; ISBN: 978-84-350-3579-8.