Madrid: Cátedra, 1987, 6ª ed.; 170 pp.; col. Letras Hispánicas; ed. de Vicente Ramos; ISBN: 84-376-0131-2.
Los libros que publicó Gabriel Miró están formados, casi todos, por una serie de cuadros yuxtapuestos, escenas con el mismo atractivo nostálgico y melancólico que la obra de Juan Ramón JIMÉNEZ. «No pasa nada» tampoco en estas instantáneas líricas, recuerdos autobiográficos de infancia desgranados con una prosa poética de primera calidad y con una figura en primer plano: «Abrió el ermitaño. Se quedó crujiendo la puerta de leña, y resonaron mucho tiempo nuestras pisadas como dentro del aljibe. Después se oía el silencio del recinto apoderándose, sellándose del silencio de fuera. De los muros de color de sayal pendían banderas y estandartes…; telas ajadas, caídas, inmóviles, con una sensación olorosa de frialdad. La talla del retablo se iba quedando ciega…».