CARD, Orson Scott

CARD, Orson ScottAutores
 

Escritor estadounidense. 1951-. Nació en Richland, Washington. Fue misionero mormón en Brasil desde 1971 a 1973. Se graduó en la Universidad de Utah en 1981. Autor de ciencia-ficción muy leído, también ha escrito novelas históricas, obras teatrales y guiones para televisión. Vive en Greensboro, Carolina del Norte.


El juego de Ender
Barcelona: Ediciones B, 2004; 512 pp.; col. Byblos; trad. de José María Rodelgo y Antonio Sánchez; prólogo de Miquel Barceló; ISBN: 84-666-1689-6. Nueva edición en Ediciones B, 2017; 376 pp.; col. Sin Límites; ISBN: 978-8466661492. [Vista del libro en amazon.es]

Futuro. Hace ochenta años que ocurrió el segundo intento de invasión de la Tierra por parte de los insectores, seres que se comunican telepáticamente. Quienes gobiernan la Tierra temen una tercera invasión imparable y deciden preparar al futuro líder terrestre. Lo hacen nacer en una familia que ya tiene dos hijos muy inteligentes, lo llevan a la Escuela de Batalla a los seis años y a la Escuela de Alto Mando cuando tiene diez. Allí le adiestran para que aprenda todo lo que se sabe de los insectores y para que, llegado el momento, pueda mandar el ejército espacial que les hará frente. En sólo un año Ender es un experto en el manejo del simulador en sus quince niveles, tanto para el control de un solo caza como para mandar toda la flota… Y entonces la dificultad aumenta: le ponen delante un enemigo superior a él, y además averigua que, en vez de aguardar a los insectores, se les quiere atacar con intención de destruirles: «¿Apostarías la raza humana contra la probabilidad de que no hayan renunciado y nos dejen en paz?».


La sombra de Ender
Barcelona: Ediciones B, 2000; 422 pp.; col. Nova; presentación de Miquel Barceló; trad. de Rafael Marín; ISBN: 84-406-9828-3. Nueva edición en 2012; 576 pp.; col. Zeta Ciencia Ficción; ISBN: 978-8498725919.

La misma historia de El juego de Ender desde otro punto de vista. Bean, un chico con una excepcional inteligencia debido a la manipulación genética, es rescatado de las calles de Rotterdam y enviado a la Escuela de Batalla, donde se integra en el equipo de Ender. A pesar de su pequeñez, en años y en tamaño, Bean obtiene las máximas calificaciones e interpreta, con extraordinaria lucidez, qué pretenden y qué ocultan los profesores. Su actitud hacia Ender, siempre lejano y solo, evoluciona desde los celos hacia el deseo de cubrirle las espaldas y el reconocimiento sin reservas de su liderazgo. Después de presenciar la rivalidad mortal entre Ender y un compañero, cuando Ender se marcha, los profesores le ponen a él en una situación similar. Superada la prueba, es enviado a la Escuela de Mando para formar equipo con Ender.



Cuando se publicó, El juego de Ender fue un éxito enorme, debido no tanto a las teorías fantacientíficas como a su carácter de relato juvenil de aventuras e iniciación. Entre sus secuelas, que no alcanzaron ni su nivel ni su popularidad, destaca La sombra de Ender, aunque no sea exactamente una secuela pues en ella Card cuenta los mismos hechos del primer relato pero desde la perspectiva del genéticamente superdotado Bean. Ambas novelas tienen tensión argumental e intensidad emocional al describir los «procesos educativos» de Ender y Bean. Sólo pierden fuelle cuando el foco se centra en las cuestiones geopolíticas, y, en la segunda novela, cuando para narrar la investigación del pasado de Bean, Card dibuja una monja católica inteligente y recta pero inverosímil.

Aceptadas las premisas (situaciones ambientales, inteligentísimos niños de seis años…), la idea es brillante, el ritmo es vivo, las descripciones son claras, los diálogos son ágiles. La complejidad tecnológica es escamoteada con habilidad: en la primera novela le cuentan a Ender que, «cuando supimos que es posible comunicarse a mayor velocidad de la luz, lo hicimos», y entonces nació la física filótica, de la que «nadie entiende ni la mitad». Aunque la segunda novela ha sido hábilmente construida para ser comprendida sin necesidad de haber leído la primera, todo es más fácil si se lee después pues a fin de cuentas La sombra complementa El juego, y no al revés. Además, así se puede ver cómo, si en 1985 Card habla de un mundo futuro donde sigue activo el Pacto de Varsovia y en el que los conflictos de poder ocurren entre dos bandos definidos de rusos y norteamericanos, en 1999 se refiere a un Pacto de Varsovia renovado y a modos de uso de los ordenadores ignorados en la primera entrega.

Infinitas posibilidades emocionales

Muchos argumentos de la ciencia-ficción quieren explorar las «infinitas posibilidades emocionales», en palabras de Ursula LE GUIN, que se pueden suscitar en marcos infrecuentes. Esto multiplica los «pedaleos» éticos sobre situaciones irreales y no lleva muy lejos pues realmente nada está en juego. Pero Card sí aborda cuestiones de interés, pues si hubo quien trató antes la formación militar de un cadete espacial, él se fija sobre todo en las reacciones interiores de los protagonistas cuando afrontan las opciones límite que les marcan sus superiores. Con multitud de alusiones a líderes militares y políticos de la historia, Card da toda una teórica en torno al liderazgo, la soledad de quien lo ejercita, el dolor que causa tomar algunas decisiones… Aunque como antes Robert A. HEINLEIN, parece defender que la crueldad es inevitable cuando están en juego la libertad y la supremacía, por boca de Bean critica el defecto básico de un estilo educativo manipulador: «Lo que (ustedes) no parecen comprender es que a veces hay que decirle a la gente la verdad y pedirles que hagan lo que uno quiere, en vez de tratar de engañarlo para que lo haga». No se puede concluir mucho más, pero estos relatos vivos y emocionantes de Card hacen pensar, y también por eso rebasan los niveles éticos de la mayoría de los thrillers.

Otro libro: La puerta oculta.


14 junio, 2012
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