SPERRY, Armstrong

SPERRY, ArmstrongAutores
 

Escritor e ilustrador norteamericano. 1897-1976. Nació en New Haven, Connecticut. Sirvió en la marina de los EE.UU. y participó en una expedición etnológica al Pacífico Sur en 1925-1926. De ahí procede su interés por el mar y las aventuras náuticas. Autor e ilustrador de libros de aventuras y de exploración. Falleció en Hanover, New Hampshire.


Esto es coraje
Barcelona: Noguer, 2001, 3ª impr.; 86 pp.; col. Cuatro Vientos ilust. del autor; trad. de Amalia Bermejo; ISBN: 84-279-3228-6.

Mafatu, nombre que significa Corazón Valiente, es el hijo del jefe de Hikueru, un atolón polinesio cuyos habitantes veneran el valor. Desde que su madre murió en el mar, Mafatu no ha sido capaz de vencer el temor hacia el mar y cumple tareas que su tribu considera propias de mujeres, como fabricar los arpones. Todo el deseo de Mafatu es recobrar la estima de su padre. Y un día decide huir: coge una canoa, sube a ella con su perro Uri, se va y, después de una dura travesía, alcanza una de las Islas Humeantes, territorios oscuros donde habitan tribus de comedores-de-hombres.


All Sail Set: A Romance of the Flying Cloud
Lincoln, Massachusetts: David R. Godine, 1995; 175 pp.; ilust. del autor; ISBN: 0-87923-523-3.

Boston, 1851. Cuando su padre fallece —un armador que se arruina cuando uno de sus barcos naufraga en el Cabo de Hornos—, su hijo Enoch Thacher, de 15 años, entra en el estudio del famoso diseñador de barcos Donald McKay. Y, como consecuencia, más adelante se embarca en el clipper Flying Cloud, el que estableció el récord de tiempo en viajar desde Nueva York hasta San Francisco doblando el Cabo de Hornos.



All Sail Set se desarrolla en un tiempo en el que había discusiones sobre si los nuevos barcos de vapor, que comenzaban entonces, eran o no superiores a los barcos de vela; y cuando, para superar los tiempos que invertían los barcos de vapor en las travesías largas, se diseñaron barcos de vela como el clipper. El libro tiene como puntos fuertes los extraordinarios dibujos que lo acompañan; y su verosimilitud, que incluye un lenguaje de argot marinero difícil, mucha información sobre la vida real en el barco, y muchos detalles históricos, como la presencia de un legendario capitán llamado Josiah Perk Creesy, y los pormenores de un motín que sucedió realmente.

Esto es coraje es, además de una excelente muestra del género de las robinsonadas, un atractivo relato de lucha y autosuperación personal. Una vez que Mafatu está en la isla ha de trabajar en multitud de tareas del amanecer a la noche: construye un cobertizo, fabrica una canoa, busca comida… Y «una mañana, caminando por la playa, Mafatu descubrió una cala protegida. El corazón le dio un salto de alegría; porque allí, blando y resplandeciente bajo el sol, había restos del esqueleto de una ballena. Para ti o para mí podría no haber significado mucho, pero para Mafatu significaba cuchillos y anzuelos en abundancia, huesos astillados para dardos y arpones, una paletilla para un hacha. Era un verdadero tesoro». Mafatu tendrá que luchar con un jabalí, con un tiburón, con un pulpo, deberá huir de los caníbales… Y, ante cada victoria, descubrirá «una recién ganada confianza cantando en su corazón. Había encontrado una nueva fe en sí mismo». Pero a Mafatu le mueve, sobre todo, lograr el reconocimiento de su padre y, en cada uno de sus avances, constantemente piensa en el reencuentro: «Y cuando mi padre lo vea, dirá: “’Aué’, hijo mío, pero qué buenas canoas construyen en esa isla de la que vienes”. Y entonces yo diré: “La hice yo mismo, padre”. Y entonces él dirá: “’¡Aiá!’ No es posible. ¿Esta hermosa canoa?”»

El mundo submarino

Las descripciones del autor tienen riqueza. En Esto es coraje se cuenta: «El muchacho vio corales como cuernos ramificados de venados, tan grandes como árboles, entre los que flotaban medusas como una película de niebla. Vio bancos de diminutos peces, puntas de flecha en miniatura —todo él apenas más grande que la mano de un niño. Un congrio sacó su fea cabeza de una sombría cueva. […] La luz del sol se filtraba desde arriba en bandas largas y oblicuas. Peces de colores flotaban delante de él. Vio una “pahua” gigante, una concha de almeja, de cinco pies de ancho y más alta que él: sus labios abiertos esperaban cerrarse de golpe sobre un pez o un hombre. Verdes frondas se movían suavemente, como agitadas por un viento submarino. Una sombra se movió por encima de la cabeza del muchacho y él miró hacia arriba alarmado: sólo era un tiburón de arena circulando inocentemente… Una anguila, semejante a una cinta fría ondeante, le tocó la pierna y se fue. […] En ese momento, una caverna a su espalda soltó un latigazo: una tralla como una larga manguera de goma. El muchacho vislumbró las ventosas que se alineaban bajo su superficie. Le invadió el pánico. ¡El “feké”! —el pulpo—. Otro látigo le sacudió y rodeó su cintura. Se tensó. Después el pulpo salió de su guarida para enfrentarse a su presa y matarla».


11 agosto, 2011
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