Escritor ruso. 1883-1945. Nació en Nikolaevsk, Samara, en una familia de nobles terratenientes. Estudió ingeniería en San Petersburgo. Fue corresponsal de guerra, vivió varios años en el extranjero y volvió a Rusia en 1923. Dramaturgo, novelista, fue un escritor influyente que recibió el Premio Stalin por una extensa biografía novelada sobre Pedro el Grande. Falleció en Moscú.
La infancia de NikitaIncluido en
Novelas y cuentos; Moscú: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 196?; 371 pp.; col. Obras selectas de la literatura soviética; trad. de A. Kantoróuskaia; agotado. Nueva edición en Madrid: Ardicia, 2016; 206 pp.; trad. de Enrique Moya Carrión; ISBN: 978-84-944476-0-0. [
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Un año de la vida de Nikita, cuando tiene diez años. En tercera persona, el narrador nos cuenta el mundo interior del niño a través de sus relaciones con sus padres, con su preceptor Arkadi Ivánovich, con los sirvientes, con amigos campesinos de su edad, con Víctor y Lilia Babkin, de diez y nueve años respectivamente, hijos de una amiga de su madre que vienen de visita unos días, y a resultas de la cual acaba enamorado de Lilia.
La infancia de Nikita es una de las obras más importantes de su autor. En ella recoge los recuerdos de su propia infancia, cuando vivía en el caserío de Sosnovka, el año en que su preceptor fue un seminarista melancólico que fue quien le animó a escribir un cuento por primera vez. El cuadro costumbrista que resulta es un buen testimonio de un tiempo y unas gentes que vivían la sucesión de las estaciones del año como grandes y siempre nuevos acontecimientos; de una familia en las que se leían en voz alta obras de TURGUENEV, TOLSTOI, PUSHKIN…; de un niño solitario cuyos sueños se alimentan con las obras de Jules VERNE, Mayne REID, Fenimore COOPER…, y que siente temores y vive sus conflictos interiores mientras sólo lejanamente intuye las dificultades que pueden tener los adultos.
Ejemplos para nuestros días
El preceptor, barba rojiza, negra levita, gafas doradas, le dice a su pupilo cómo Pipino el Breve, en Soissons, había partido en dos una jarra. «Arkadi Ivánovich hendía bruscamente el aire con la mano.
—Debes acordarte siempre —le decía a Nikita—, de que hombres como Pipino el Breve se distinguían por su inquebrantable voluntad y por su valeroso carácter. Ellos, a diferencia de algunos que yo conozco, no rehuían el trabajo, ni miraban boquiabiertos el tintero, sobre el cual no hay nada escrito; ellos no conocían, ni remotamente, palabras como “no puedo” o “estoy cansado”. Tampoco se retorcían el mechón en la frente, en lugar de asimilar el álgebra. Por eso mismo —decía Arkadi Ivánovich sosteniendo en alto el libro con un dedo metido en sus páginas—, ellos nos sirven de ejemplo hasta nuestros días».
21 julio, 2010