Escritor y pedagogo alemán. 1746-1818. Nació en Deensen, cerca de Holzminden. Teólogo y educador, lector entusiasta de Rousseau. Intentó poner en práctica sus ideales y, al contrario que el francés, educó bien a sus propios hijos. Fue preceptor en la casa Humboldt de Berlín e impulsó muchas reformas escolares. Fue amigo de Nicolás Böhl de Faber y profesor también de su hija, la novelista Fernán CABALLERO. Falleció en Brunswick, Baja Sajonia.
El nuevo RobinsonEsta obra se cita también como
Robinson el joven, traducción literal del alemán y título que debió llevar en ediciones posteriores a la de Madrid: Imprenta Real, 1798; 368 pp.; trad. de Tomás de Iriarte. Se puede consultar
una edición en la Biblioteca Virtual Cervantes.
Un Robinson natural de Hamburgo sufre las mismas peripecias que su tocayo inglés. También encuentra un nativo pero le pone por nombre Domingo y no Viernes.
El subtítulo señala claramente la finalidad del libro: «Historia moral reducida a diálogos para instrucción y entretenimiento de Niños y Jóvenes de ambos sexos». Y, en el prólogo, el traductor lo subraya: «Nada hay tan loable en esta obra como la sana doctrina moral sembrada en ella». Más adelante continúa sus aclaraciones de que «si el antiguo Robinson abunda en peligrosas máximas […], el nuevo Robinson Alemán ha sido recomendado por hombres sensatos y piadosos para rectificar el corazón y el entendimiento de los Niños». El mismo traductor apunta que el antecedente más probable del Robinson de DEFOE es un tal Pedro Serrano, al que se refiere el Inca Garcilaso en una obra de dos siglos atrás.
Si se exceptúan las Aventuras de Telémaco, de FÉNELON, la novela de Campe es la primera que fue escrita expresamente para chicos. Su libro siguió el camino inverso al Robinson de Defoe: en tiempos de Defoe los niños no tenían literatura propia y, sin embargo, Robinson alcanzó el interés de los chicos; Campe escribió su libro para chicos pero, por su propósito educativo, desbordó su campo y llegó a los mayores. El Robinson de Campe está contado como una narración de un padre a sus hijos. Éstos intervienen exclamando, preguntando y asintiendo, con lo que el relato es más vivo y se cuelan con más naturalidad las exhortaciones y disquisiciones morales. La vida natural que Rousseau propugna se describe aquí de modo más completo que en el Robinson de Defoe. La historia se remata de modo completamente satisfactorio con el regreso a casa y un arreglo total de los asuntos pendientes.
31 diciembre, 2008