MAHY, Margaret

MAHY, MargaretAutores
 

Escritora neozelandesa. 1936-2012. Nació en Whakatane. Estudió y fue bibliotecaria en Inglaterra, donde reside. Autora de muchos y variados relatos infantiles y juveniles. Premio Andersen 2006. Falleció en Christchurch.


El secuestro de la bibliotecaria
Madrid: Alfaguara, 2002, 2ª ed., 9ª reimpr.; col. Próxima parada Alfaguara; ilust. de Quentin BLAKE; trad. de Miguel Ángel Diéguez; ISBN (10): 84-204-4848-6. Nueva edición en Madrid: Santillana educación, 2016; 48 pp.; ISBN: 978-8491220893. [Vista del libro en amazon.es]

Una bibliotecaria es secuestrada por unos ladrones a los que ataca el sarampión, la bibliotecaria les ayuda y entonces la liberan. Cuando un policía busca al jefe de los ladrones, la bibliotecaria le oculta. Por último, los ladrones acaban convertidos no sólo en buenos lectores sino incluso en bibliotecarios, y la bibliotecaria enamorada del jefe de la banda.


El aparecido
Madrid: Alfaguara, 1991; 125 pp.; col. Juvenil Alfaguara; trad. de Guillermo Solana Alonso; ISBN: 84-204-4683-1.

La madre de Barney falleció después de nacer él. Ahora, con ocho años, está muy contento con Claire, la nueva esposa de su padre, que es como una madre para él. También lo están sus hermanas mayores, la super-ordenada Troy y la super-habladora Tabitha, que quiere ser escritora. Todo comienza cuando Barney, a la muerte de uno de sus tíos-abuelos, capta extraños mensajes: se inquieta tanto que acaba contándoselo a Tabitha, que lo revoluciona todo e involucra en el asunto a la familia entera. Y resulta que cada generación de la familia Palmer, por parte de la madre de Troy, Tabitha y Barney, siempre produce un mago…



Entre los muchos libros de distintos géneros de la autora, estos dos dan buena idea de su versatilidad.

El secuestro de la bibliotecaria es un relato ingenioso y bien escrito, que toca con acierto la tecla de cómo introducir al lector pequeño en el mundo de las bibliotecas. El secreto de su éxito permanente tal vez está en su misma sencillez y simpatía, en que está bien contado, en lo bien que complementan la historia los dibujos abocetados de Blake, y en su conexión completa con quienes trabajan en las bibliotecas, que son quienes más hacen por prolongar la vida de los libros.

El aparecido es un ejemplo de cómo se puede hacer creíble la irrupción de sucesos extraños en una familia con unos padres sensatos y chicos normales. Margaret Mahy, a la vez que dibuja unos personajes atrayentes y logra divertir con la infatigable Tabitha —«si la gente se desmayase por pensar mucho… yo apenas estaría consciente»—, consigue meter al lector en las inquietudes del aturdido Barney, que «a veces se imaginaba que había dentro de su cabeza una montaña con muchos caminos que la envolvían. Sus pensamientos eran como coches de colores que zigzagueaban hacia atrás y hacia adelante, a menudo invisibles, y que en ocasiones aparecían por una esquina».

Otro relato: Un lío de perrros.


8 abril, 2008
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