Escritor e ilustrador alemán. 1957-. Nació en Mönchengladbach. Pintor, escultor, autor de polémicas tiras cómicas satíricas. Vive en Hamburgo.
Las trece vidas y media del Capitán OsoazulSon tres libros:
Mi vida de pirata enano, Mi vida en el Gran Bosque y
Mi vida en Atlántida: Madrid: Maeva, 2003, 2004 y 2004; 235, 273 y 300 pp.; ilust. del autor; trad. de Miguel Sáenz; ISBN: 84-69231-01-X; ISBN 84-95354-17-9; ISBN: 84-96231-28-3.
Un oso azul tiene 27 vidas, indica el protagonista y narrador al principio, y anuncia que sólo revelará las primeras 13 vidas y media en sus tres libros pues, según él, «un oso ha de tener sus aspectos oscuros: eso lo hace atractivo y misterioso». Al hilo de su narración incluye aclaraciones en forma de voces del «Diccionario de prodigios, formas de vida y fenómenos de Zamonia y sus alrededores que requieren explicación», del profesor Abdul Ruyseñor.
La vida de Osoazul comienza cuando es recogido, de la cáscara de nuez en la que navega, por unos piratas enanos. Está con ellos un tiempo pero, cuando crece, los piratas le deben dejar en una isla. Allí es acosado por los espíritus calafateadores. Luego huye por mar y, gracias a las olas chismosas, aprende a hablar (no a escribir, puntualiza, pues «la palabra escrita no tiene importancia alguna en alta mar. El papel se moja demasiado deprisa»). Llega después a la isla de los Sibaritas, donde se salva de morir debido a la intervención de Mac, un salvosaurio. Más tarde, Osoazul acude a la Escuela Nocturna del doctor Ruyseñor, donde hace amigos y acaba siendo un diccionario andante, con una grave carencia: «Sólo había una cosa que no sabía: para qué servía saber todo eso». Esta primera parte de sus aventuras termina cuando, no sin dificultades, abandona los Montes Tenebrosos.
En el segundo libro recorre el Gran Bosque, un Agujero Dimensional, un Desierto Dulce, la ciudad del Tornado Eterno, y la Gran Cabeza. En diversos sitios, como sucederá también a lo largo del tercer libro, Osoazul vuelve a entrar en contacto con viejos amigos y enemigos de sus episodios anteriores.
Más adelante llega por fin a Atlántida, capital de Zamonia, donde viven seres singulares y conviven estilos arquitectónicos diversos. Osoazul desempeña distintas profesiones hasta que se hace gladiador embustero, trabajo en el que alcanza la cumbre. Abandona luego Atlántida para embarcarse en el Molok, un barco negrero y, por fin, alcanza el lugar donde viven osos de todos los colores.
La ciudad de los libros soñadores: un fantástico viaje al mágico reino de la literaturaMadrid: Maeva, 2006; 464 pp.; trad. de Miguel Sáenz; ISBN: 84-96231-91-7.
En el interior del libro, al título y subtítulo citados se añade la explicación: «Novela de Zamonia por Hildgunst von Mythenmetz, traducida del zamonio e ilustrada por Walter Moers». A la muerte de su maestro y padrino literario, Danzarote Tornasílabas, cuando tenía ochocientos ochenta y ocho años, el joven dinosaurio Hildgunst von Mythenmetz, aspirante a escritor de sólo setenta y siete años, abandona su Fortaleza de los Dragones natal para ir a Bibliópolis, la Ciudad de los libros soñadores. Su intención es descubrir quién escribió un fragmento literario asombroso que le legó su maestro. En su búsqueda conoce los entresijos del mundo de los libros y se familiariza con la obra del gran Colophonius Rayo de Lluvia. Pero, cuando entra en contacto con el librero y editor Phistomefel Smeik, éste resulta ser un personaje corrupto que le adormece y lo encierra en el mundo subterráneo de Bibliópolis. Allí se verá envuelto en peligros sin cuento, con alucinantes persecuciones por túneles y laberintos a cuál más singular, pero por fin sabrá qué es y cómo alcanzar el Orm (la inspiración, podríamos decir).
Con su primera novela, basada en una popular serie televisiva infantil alemana, el dibujante de cómic Walter Moers obtuvo un gran éxito y cosechó grandes elogios, que no se debieron esa vez al estilo zafio y provocador de sus anteriores cómics.
A primera vista, esa obra podía incluirse dentro de la literatura infantil y juvenil: por sus protagonistas, por su carácter episódico, por los detallados mapas que aparecen en sus guardas (uno sobre «Zamonia y sus alrededores inmediatos», y otro sobre «Zamonia y sus alrededores lejanos»), por los dibujos humorístico-descriptivos que ayudan al lector a situar los sucesos y personajes que se describen. Pero debe inmediatamente decirse que no es la suya una novelita ingeniosa más: es inusualmente larga y francamente inteligente, se coloca en una tradición que sólo es literatura infantil o juvenil secundariamente. Con un humor intelectual posmoderno que asoma desde la bromista cita inicial —«la vida es demasiado preciosa para confiársela al destino», firmada por Deus X. Machina—, a lo largo de las extravagantes aventuras de su protagonista se satirizan con talento muchos géneros literarios. Así, al igual que obras como El barón de Munchausen, basa una parte de su eficacia en una exageración que siempre se formula con seriedad. Del mismo modo que libros de viajes como Los viajes de Gulliver, aunque su primer objetivo no sea la crítica política como era el de SWIFT, se apoya mucho en la descripción de seres y comportamientos que recuerdan diversas actitudes vitales. Como Terry PRATCHETT en su serie del MUNDODISCO, aunque la novela de Moers sea más coherente que las de Pratchett, hace continuas bromas en cualquier dirección y logra comentarios y escenas de auténtica comicidad.
Su siguiente novela sobre Zamonia tiene parecidas características pero está más contenida (aunque sigue siendo larga) y apunta en una dirección que resultará más clara para muchos: ridiculizar el devocionarismo literario y satirizar, de modo inteligente y un tanto barroco, la parafernalia y tantos personajes habituales en el mundo de los libros. Así, entre muchos otros encuentros, Mythenmetz sentirá escalofríos al llegar al Callejón Venenoso, donde viven los críticos a sueldo, la verdadera escoria de Bibliópolis; al pasar por la Avenida de los Correctores de Estilo, escuchará los gemidos y pestes de los correctores cuando leen gazapos; el agente literario Arco de Arpa, una especie de jabalí gordo, le abrirá nuevas perspectivas: «¿Qué me importa, como agente, un genio literario que sólo será descubierto el próximo siglo? Estaré muerto yo también. Lo que necesito son nulidades con éxito». No están nada mal algunos consejos para escritores: «Si una de tus frases te recuerda la trompa de un elefante que trata de recoger del suelo un cacahuete, piénsala mejor». O esta, que también podría volverse contra Moers: «Los libros gordos son gordos porque su autor no supo expresarse concisamente».
Debe añadirse también que tanto narrativa como literariamente ambas tienen calidad, y que la traducción al castellano es excelente. De todas formas, no todos los lectores conectarán igual: esta clase de relatos pueden hacerse pesados, además de que narradores sabelotodo como son Osoazul y Mythenmetz no siempre resultan simpáticos, porque la sobreabundancia de ingenio y los alardes de capacidad imaginativa y descriptiva, cuya finalidad tantas veces no se ve, puede llegar a cansar.
Los grandes contextos se aprecian desde arriba
Puede dar idea del tono de la primera novela hablar un poco de uno de los personajes más atractivos de toda la historia: Deus X. Machina o Mac, un Pterodactylus Salvatus o Salvosaurio. Los salvosaurios son vegetarianos pues quieren dejar constancia del altruismo de su especie y se ocupan de buscar vidas que salvar pero tienen a gala conseguirlo en el último segundo y del modo más espectacular posible, lo que no deja de tener sus inconvenientes. El amigo de Osozaul, Mac, tiene la particularidad de que no ve muy bien pues ya es anciano pero, como quiere aguardar a que le llegue la fecha de su jubilación, le pide a Osoazul que se convierta en su navegante por un tiempo. Esto le resulta muy útil a Osoazul para su formación pues, «si se consideran las cosas desde arriba, se aprecian los grandes contextos». Más tarde, cuando Osoazul acude a la Escuela Nocturna del doctor Ruyseñor y adquiere una increíble formación nos explica que si antes había conocido el mundo desde arriba, «ahora se me abría desde dentro».
Todos los ruidos del mundo
En cuanto a La ciudad de los libros soñadores, puede orientar sobre los acentos del narrador, que se dirige a los lectores y emplea un humor acumulativo e hiperbólico, el siguiente párrafo, que corresponde a un momento apurado en el que Mithenmetz decide dar un grito de horror: «¡Imaginaos sencillamente todos los ruidos del mundo que podáis relacionar con el mayor peligro, mis fieles amigos! El retumbar de un volcán poco antes de la erupción. El gruñido de un hombre lobo antes de atacar. El estruendo del suelo antes de un gran terremoto. El retumbar de una ola gigantesca al acercarse. El bufido de un incendio en la estepa. El rugir de un huracán. El tronar de tormenta en los Montes Tenebrosos: entonces tendréis todos los elementos esenciales para mi grito de todos los gritos.
¡Tomad ahora el dolor por la pérdida de mi padrino literario, la desesperación por mi suerte que constantemente empeoraba y por la maligna fuerza de la locura que se desarrollaba en mí! ¡Mezcladlo con las antiguas fuerzas que siempre dormitan en la salvaje sangre de los dinosaurios! ¡E imaginaos entonces el bramido que salió finalmente de mi garganta! ¡Pero, cuidado! ¡Tapaos antes sin falta los oídos, porque hasta con la simple representación mental de ese ruido pueden romperse vuestros tímpanos y estallar vuestros globos oculares!»
Otros libros: El Maestro de las Burujas.
10 febrero, 2006