Algunas personas se sienten desconcertadas al ver el éxito de tantas malas novelas y de tantas malas películas y llegan a la conclusión de que debe ser que a la mayoría de la gente les gustan. Una mejor explicación, a mi juicio, es la que da Chesterton: «Al pueblo no le gusta la mala literatura. Le gusta, sí, literatura de cierto género, y le gusta, aún cuando sea mala, con preferencia a la de otro género, aun cuando esta sea buena. No veo en ello nada de absurdo; la línea divisoria entre diferentes tipos de literatura es tan real como la que separa el llanto de la risa; y decir a gentes que no pueden obtener más que comedias malas, que ponéis a su disposición una tragedia de primer orden, es como ir a ofrecer a uno que tirita bebiendo café caliente un helado de clase indudablemente superior».
G. K. Chesterton. Charles Dickens (1903). Valencia: Pretextos, 1995; 210 pp.; trad. de Emilio Gómez Orbaneja; ISBN: 84-8191-052-X.