Esta vez no es un niño sino un fotógrafo atento el que intuye que tal vez las cosas no son lo que parecen. Eso me hace pensar en que, a veces, es sutil la diferencia entre saber mirar y mirar más de la cuenta. Supongo que otra misión de la buena literatura es la de inculcarnos prudencia y cautela en los juicios.
1 mayo, 2008