El sufrimiento como amor

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También en el mismo libro citado ayer, de Chesterton, hay un sensacional artículo titulado «El libro de Job», en el que comenta con cierta extensión la respuesta que da Dios a los comentarios de Job y sus amigos. Pero ahora traigo aquí un texto del entonces sacerdote Joseph Ratzinger, donde se indica que «la respuesta a Job no es más que un comienzo, un precavido anticipo de la respuesta que da Dios en la cruz y en la resurrección comprometiendo a su propio Hijo. (…) La respuesta de Dios no es explicación sino hecho. Responde padeciendo con nosotros, no con un mero sentimiento, sino en realidad. La compasión de Dios tiene carne. Se llama flagelación, coronación de espinas, crucifixión, tumba. Ha penetrado en nuestro sufrimiento personalmente. Lo que eso significa, lo que pueda significar, podemos aprenderlo ante las grandes imágenes del crucificado y ante aquellas que representan a la madre con el hijo muerto, en el crepúsculo. Con esas imágenes y en ellas, se ha transformado el sufrimiento para los hombres: estos han aprendido que Dios mismo mora en lo más íntimo del sufrimiento» Y, continúa luego el autor, «desde ese momento [de la cruz] existe una nueva clase de sufrimiento: el sufrimiento no como maldición, sino como amor que transforma el mundo».

Joseph Ratzinger. El Dios de los cristianos. Meditaciones (Der Gott Jesu Christi. Betrachtungen über die dreieningen Gott, 1976). Salamanca: Sígueme, 2005; pp.; col. Verdad e imagen Minor; trad. de Luis Huerga; ISBN: 84-301-1572-2.
G. K. Chesterton. «El libro de Job», Correr tras el propio sombrero (On Lying in Bed and Other Essays). Barcelona: El Acantilado, 2005; 628 pp.; selección y prólogo de Alberto Manguel; trad. de Miguel Temprano García; ISBN: 84-96489-27-2. El artículo original está en
G.K.C as M.C.

14 abril, 2006
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